Idolatrada, escarnecida, imitada, robada y después restituida, mal conservada y siempre en espera de una dificilísima restauración. La Gioconda es uno de los ‘íconos’ más utilizados del arte, aunque siempre es capaz de suscitar nuevas emociones. Está considerada como la pintura más famosa del mundo, de misteriosa sonrisa.
Elogiada por G. Vasari porque no parecía estar pintada, parecía hecha de carne. ¿Sonríes para incitar a un amante, Mona Lisa? ¿O estás tratando de ocultar un corazón roto?, canturreaba Nat King Cole en un tema de éxito de la década de 1950. La enigmática sonrisa de La Gioconda ha cautivado a los amantes del arte. Realmente se diría que nos observa y que piensa por sí misma. Unas veces parece reírse de nosotros, otras, nos parece advertir cierta amargura en su sonrisa. Samuel T. Coleridge, sustentaba: “No hay un espíritu bien conformado al que le falte el sentido del humor”. No permitamos que nos quiten la sonrisa, que es vida.