Un año calendario contó con un 30 de febrero. Foto Captura pantalla
Cada cuatro años el mes de febrero cuenta con un día adicional y de esta manera se agregan 24 horas más al calendario que pasa de 365 a 366 días, esto es lo que se conoce como un año bisiesto. Este ajuste se da para que el tiempo de la humanidad se alineé con los ciclos lunares y solares.
A esta modificación estamos completamente acostumbrados y sabemos que el 29 de febrero termina el mes, llega el sueldo, debemos cumplir con el pago de cuentas y demás actividades que realizan cada fin de mes.
Sin embargo, en la historia sí se ha registrado el 30 de febrero. Ocurrió en la Suecia de 1712, menciona el portal de la BBC Mundo. El suceso pasó solo una única vez, las personas que nacieron aquel día seguramente no pudieron festejar su cumpleaños en la fecha que les correspondía nunca más.
Fue el emperador Carlos XII quien se dio cuenta de que en Suecia no se estaba utilizando ni el calendario juliano ni el gregoriano desde hace 40 años, a causa del estallido de la guerra hubo otras prioridades que hicieron que los suecos olviden modificar sus almanaques, entonces tomó medidas drásticas para estar a la par con el resto del mundo.
Y fue así que en 1712 el emperador decidió tener doble bisiesto y febrero contó con la fecha 29 y 30. Más tarde, en 1753 adoptaron el calendario gregoriano que indicaba los años bisiestos y las festividades religiosas.
En la antigua Unión Soviética también implementaron un 30 de febrero entre 1930 y 1931. Ellos consideraron que se trataba de un calendario revolucionario. Este consistía en hacer que las semanas cuenten tan solo con cinco, en lugar de siete días, en meses de 30 o 31 días para que la producción industrial no tenga interrupciones.
La idea era que los días sobrantes al final de cada año sean considerados ‘feriados’, pero sin la semana de siete los descansos del sábado y domingo se eliminaban por lo que la idea se disolvió, recoge la BBC.