Mantener un desorden en la habitación muestra el estado emocional que llevamos dentro, según los especialistas. Fotol: Wikicommons.
Seguramente tu padre o tu madre te dijeron que tú y la montaña de ropa que inunda tu habitación tendrán que irse de casa algún día. Bueno, puede que tú te quedes hasta los 35, pero tus prendas amontonadas por doquier siempre tendrán los días contados.
Por más increíble que resulte, esa pila de ropa sobre tu cama o sobre tu escritorio no sólo muestra tu heroica y franca rebeldía frente al mundo del orden, sino también que estás en contra de tu propia salud. Para objetivos de este texto, y ya que se acerca el Día Mundial del sueño, hablaremos específicamente de cómo tu desorden puede afectar tu descanso.
Así como lo lees, según un estudio publicado por la revista Semana, uno de los factores para desarrollar insomnio es el desorden y la poca higiene en las habitaciones.
Es una relación una tanto extraña, pero creíble, pues luego de una jornada de PlayStation hasta la madrugada lo más seguro es que te acuestes encima del libro de historia, que por cierto, no encontrarás al siguiente día. Estará camuflado entre el jean de cole, la mochila, las almohadas, las cartas de amor a medio terminar y uno que otro resto de snack que, en definitiva, forman tu sui géneris cama.
¿Cómo afecta todo eso a tu descanso? Pues bien, los investigadores mostraron que los cuartos poco ventilados tienen una baja concentración de oxígeno y alta densidad de nitrógeno.
Lo que se traduce, entre otras cosas, en que exista una disminución en la capacidad de transporte de aire por la sangre. Esa reducción no es nada agradable pues al momento de dormir si la ventilación no es adecuada en la habitación es probable que no logremos un sueño reparador ni un estado de bienestar y tranquilidad al despertar.
La psicóloga María del Carmen Valenzuela dice que el malestar físico al levantarse de la cama y el desorden tienen una relación muy evidente. Para ella, el dormitorio es un lugar que refleja y proyecta como se encuentra el orden de cada persona a nivel mental. Es decir, cómo te sientes, qué te preocupa, a qué estas dedicado, etc.
Si producto del desorden no se encuentra con un espacio adecuado de elaboración personal, como es la hora de ir a dormir, existe un problema a tomar en cuenta. ¿Por qué? Para Valenzuela, la cama se vuelve un lugar trascendental, es lugar donde se sueña, donde se construye lo íntimo y donde se cierra y descansa de los últimos pensamientos del día.
La cama es un espacio clave a la hora de dormir. Un descanso reconfortarle necesita de una habitación bien oxigenada para estimular un sueño reparador. Foto: Pexels.
Seguramente dudes de lo anterior y creas que dormir es eso, dormir. Algo muy básico. Pero resulta que el descanso necesita un proceso adecuado para que al siguiente día todas las energías se recarguen al máximo.
En todo caso, si aún no lo crees debes saber que una de las consecuencias de no dormir bien es levantarse con dolores de cabeza en la mañana. Y esa es una señal para revisar los hábitos que tenemos con algo tan importante como el descanso. Ahora, si te dormiste sobre el libro de historia y por eso no lo encuentras, no es el desorden el que te causa el dolor, sino una contractura.
O quizás te duela que tus amigos ya no quieran volver a tu casa. Y sí, eso puede suceder. Andrés Amores tiene 18 años y lo sabe. Para él, el desorden da una sensación de aislamiento. El ambiente de caos impide que tus amistades puedan ir a tu casa a cualquier momento. Eso se traduce en una frustración por no lograr mantener limpia la habitación.
Sin embargo, Valenzuela no ve como un gran problema el desorden en el ámbito social de los amigos, pues, de cualquiera manera, los adolescentes y los jóvenes viven el orden de una manera distinta que los adultos.
Para los padres y madres podrían parecer habitaciones postapocalípticas o escenarios de prueba de Tim Burton, pero ello no resta valor al criterio de libertad que cada persona necesita para desarrollarse.
No obstante, la posibilidad de llegar acuerdos básicos es necesaria entre padres e hijos. Valenzuela insiste, por un lado, en que la importancia del dormir bien no debe ser una medida en extremis que se impone, sino una realidad que cada persona debe asumir con responsabilidad de su propia salud. De igual manera, no se puede evadir reglas básicas como tender la cama o colocar la ropa en su lugar. Ello forma parte de una convivencia en armonía y respeto.