Uno de los negocios ubicado en la avenida República del Salvador, este 16 de junio del 2020. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
La afluencia de comensales y clientes ha disminuido en los locales comerciales y restaurantes de la avenida República de El Salvador, localizada en el hipercentro de Quito. Esto ocurre 13 días después de que se implementara el semáforo amarillo durante la emergencia sanitaria del covid-19.
A lo largo de esa vía se levantan varios edificios lujosos y restaurantes con especialidades de comida rápida, italiana, de carnes, oriental, cafeterías y delicatessen. Algunos de ellos estuvieron abiertos durante el confinamiento con el servicio de envíos a domicilio y ya van casi 15 días atendiendo al público con estrictas medidas de bioseguridad. Eso implica que los empleados utilizan mascarillas, guantes, se pintaron líneas de distanciamiento y no se permite más de dos personas en las mesas; siempre deben sentarse en diagonal. Incluso se colocaron protectores transparentes de plástico. Se proporciona gel o alcohol para las manos de los clientes.
A la par también hay copiadoras, tiendas y panaderías que ofrecen todo tipo de productos. Los dueños de esos establecimientos coinciden que el panorama no es el mismo desde del 16 de marzo del 2020 cuando comenzó la emergencia sanitaria. Ya no se observa a los cientos de transeúntes que caminaban presurosos en las aceras para dirigirse a sus oficinas y tampoco circula la misma cantidad de vehículos.
Miguel Vega administra el local Cosecha & Granel que comercializa frutos secos y condimentos. Asegura que las ventas han disminuido en un 70% con relación a lo que se percibía antes de la pandemia. “Confío en Dios que todo mejore”, señala.
También hay locales que cerraron. Ahora solo resaltan los letreros de los restaurantes que ahora lucen vacíos. En otros casos únicamente se alcanza a leer las pancartas con el mensaje de “se arrienda” y números telefónicos como referencia.
“Todo se reactiva de a poco porque la mayoría de gente labora desde la casa. Lamentablemente, nuestros ingresos bajaron un 70%”, dice Lorena Velásquez del local Copifull. Al igual que sus compañeros de otros establecimientos, ella espera que la situación mejore. Calcula que aproximadamente 10 negocios cerraron desde que comenzó la pandemia.
Valeria Moya es propietaria de La Macet, un sitio especializado en la fabricación de macetas de cerámica porcelanizada y la producción de árboles de bonsai o jardines en miniatura. Cuenta que con el semáforo amarillo mejoraron un poco las ventas.
“Ha sido durísimo. Las ganancias bajaron un 80%. Lo que se comercializa es muy esporádico”, indica Moya. A su criterio, una de las causas del problema es que mucha gente perdió sus empleos y se redujo el consumo. Además, antes de marzo, la circulación de gente era muy alta y por el coronavirus ha disminuido. “Por eso cerramos el negocio temprano ahora”.
En las avenidas República de El Salvador y Portugal funciona el restaurante Mister Bagel. Su gerente, Hugh Gillis, asegura que las ventas mejoraron en un 30% desde hace 13 días. Considera que los clientes actualmente no tienen dinero para consumir afuera de casa.