Los visitantes que se hospedan en Tarqui hacen turismo por los centros comerciales y museos de Manta. También recorren las playas de Tarqui y de El Murciélago (foto). Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Esta temporada de vacaciones de la Sierra reactivó el turismo en la parroquia Tarqui, de Manta (Manabí), una de las zonas más afectadas por el terremoto del 16 de abril del 2016.
Tras dos años de crisis, desde la última semana de junio han llegado 600 turistas, especialmente estudiantes y familias de Carchi, Imbabura, Tungurahua, Chimborazo, Cotopaxi y Pichincha. Para el feriado del 10 de Agosto se tiene reservado el 80% de la plaza hotelera, con una capacidad para atender a 1 000 personas.
La visita de estos turistas es el resultado de un trabajo de promoción de los propietarios, familiares y empleados de los cuatro hoteles que lograron reconstruirse, luego del terremoto que destruyó 18 establecimientos; hay dos más con daños que aún no se reactivan.
Desde septiembre del año pasado formaron cuatro grupos de hoteleros, quienes recorrieron más de 40 instituciones, empresas, colegios y universidades de la Sierra. Además, hicieron publicidad en las redes sociales y entregaron volantes en los centros comerciales y también en la terminal terrestre de Manta.
Luis Hermida, propietario del hotel Boulevard, recuerda que armaron una propuesta con descuentos de hasta el 50% y promociones para grupos que incluyen el hospedaje y tres comidas por USD 20. “Los conductores y profesores pagan solo la mitad”.
Imprimieron volantes y tarjetas, que entregaron en los colegios de la Sierra que frecuentaban a Tarqui antes del terremoto. “Cuando nos daban la oportunidad de exponer nuestras propuestas, más que de negocios, les hablábamos desde el corazón y de lo que significa Tarqui para nosotros”.
Marcos Mosquera, de Imbabura, se hospedó el fin de semana en el hotel Boulevard. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Para Hermida, de 80 años, el gremio de hoteleros no busca solamente reactivar la economía de la parroquia, sino también recuperar la alegría y colorido que tenía esta zona.
Ahí había 22 establecimientos entre hoteles y hostales, y más de 2 000 locales comerciales. Según la Asociación de Hoteleros de Tarqui, antes del 2016 llegaban hasta 7 000 turistas entre junio y agosto a los 22 hoteles. En el 2017 solo hubo 180 huéspedes en esos meses de vacaciones; de los cuales 80 eran trabajadores de las empresas que se encargaban de la reconstrucción.
Luego del sismo, seis hoteles quedaron en pie, pero con daños en la mampostería y enseres rotos. Únicamente cuatro han logrado estar operativos para esta temporada. Los otros dos no han conseguido créditos para levantarse.
En el caso de Hermida hizo un préstamo bancario de USD 50 000 para reconstruir el hotel de tres bloques, ubicado en una transversal a la avenida Malecón Tarqui.
El bloque más afectado fue demolido y en reemplazo se construyó una nueva estructura con contenedores.
Ahí se hospedó Laura Urbano con su familia. Ella llegó a Tarqui desde Otavalo (Imbabura) el fin de semana anterior, atraída por la publicidad que hicieron los hoteleros en las escuelas de esa ciudad. “Siempre vamos a Esmeraldas, esta vez quisimos apoyar a Tarqui y conocer Manabí”.
Antes de hospedarse, Urbano recorrió la parroquia, en medio del ruido de la maquinaria y las calles polvorientas y sin comercio. “Me afectó ver que todo quedó devastado”.
Carmen Flores, gerenta del hotel Malecón Blue, aseguró que la tardanza en las obras de reconstrucción afecta al gremio. “Aún no tenemos agua potable permanente y debemos comprar un tanquero a la semana, que cuesta USD 25”.
En la zona hotelera las calles siguen sin asfalto por los trabajos para el soterramiento eléctrico, una obra que se debía entregar ayer. Sin embargo, tardará unas semanas más porque se hacen pruebas en la red, informó el Consorcio Tarqui.
En contexto
La obra de reconstrucción del agua potable y alcantarillado tiene un 90% de avance, y la de soterramiento eléctrico un 95%. Para reactivar el turismo en la playa de Tarqui se cerraron 12 vertederos de aguas servidas, que contaminaban el balneario.