Ayer, un conductor hablaba por celular mientras transitaba por el norte de Quito. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
El choque le fracturó el cuello. Cerca de cuatro meses duró la recuperación de Laura Vélez, una mujer que fue impactada por un conductor que hablaba por teléfono.
Sucedió en febrero, al sur de Quito. Ella no recuerda nada, pues quedó inconsciente. Pero, el parte de tránsito detalló, entre las observaciones, que el siniestro se produjo porque uno de los conductores estaba distraído con el celular.
Precisamente, los choferes que hacen esto, que comen, se maquillan o ven las pantallas de video mientras manejan cometen más siniestros viales.
En el 2014, los percances provocados por conductores distraídos estaban en el cuarto puesto entre las causas frecuentes de accidentabilidad.
Para el 2015 se ubicaron en la segunda posición. Y desde enero de ese año están en el primer lugar. En seis meses ocasionaron 3 348 accidentes.
Es decir, desde hace dos años su incremento ha sido permanente. Los datos oficiales corroboran este fenómeno.
Por ejemplo, el 27 de julio en Quito, en la av. Morán Valverde (sur), un uniformado mostró como las personas pierden la concentración fácilmente mientras conducen. En 30 minutos, al menos 13 choferes fueron llamados la atención por estar escribiendo en el celular, peinándose, fumando o manipulando el radio.
Las imágenes se repiten en otros puntos de la ciudad. Luis Morales, otro agente que labora en el sur de la capital, ha vigilado el tránsito en avenidas del norte como la Shyris, Amazonas, 10 de Agosto y Mariana de Jesús. En todos esos puntos dice que ha multado a conductores por hablar por teléfono o por estar maquillándose.
También ha sido testigo de accidentes fatales ocasionados por estos distractores.
Uno de los que más recuerda sucedió en la av. 10 de Agosto a finales de enero. Dos carros se chocaron y tres personas resultaron gravemente heridas.
Sucedió mientras una de las conductoras chateaba por el celular. La mujer no vio cuando el carro de en frente frenó en el semáforo y se le fue encima. Las víctimas fueron trasladadas en una ambulancia. En el reporte de tránsito, el agente también especificó que la conductora estaba distraída.
Esa observación sirvió en el juicio para que el Juez ordenara a la mujer indemnizar a los heridos. En el caso de Laura Vélez sucedió lo mismo. El Juez que conoció la causa ordenó el pago de todo el tratamiento de recuperación y por tres ocasiones reiteró que el choque fue por la imprudencia de estar con el celular mientras conducía el automotor.
Según estadísticas de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), los choferes distraídos cada mes dejan decenas de lesionados y muertos en las vías.
Michel Doumet es el principal de ese organismo y dice que las cifras “son preocupantes”, pues en tan solo seis meses de este año, 391 personas han fallecido. Ese número es mayor a las muertes que se registraron en todo el 2015; en ese año hubo 380.
Por eso, a escala nacional se inició una campaña de concientización en redes sociales.
La idea es evitar que los conductores usen aparatos tecnológicos mientras están frente al volante. En los gráficos que se comparten en la web se pide que no ingieran alimentos.
Además, la ANT plantea analizar esta problemática con los distintos órganos de tránsito del país. De hecho, el 28 de julio en un taller al que asisten representantes de la Policía, Comisión de Tránsito del Ecuador y los responsables de la vialidad en Quito, Guayaquil y Cuenca se estudiará este tema.
No obstante, las autoridades dicen que en general los percances en las vías han bajado.
Pero la problemática de los distractores no solo se ha topado en el sector público. Organizaciones como Justicia Vial también han manifestado su inquietud. Guillermo Abad, director de esa agrupación, dice que han estudiado a fondo el tema de la imprudencia de los conductores.
De allí que han identificado los elementos que más desconcentran a la hora de conducir. Estudios internacionales que maneja Abad señalan que el GPS instalado en los autos o en los teléfonos es el mayor distractor a escala mundial. Esto, porque le resta al conductor el 100% de concentración y el 90% de campo visual.
En segunda posición está el teléfono con un 70% de desconcentración y el 80% de alcance visual. Después aparecen también revistas, periódicos, música y pasajeros. Incluso hay reportes de personas que se afeitan o se lavan los dientes mientras manejan.
En Ecuador, el mayor distractor es el celular. Los agentes dicen la mayoría de multas es por el uso de este aparato.
De hecho, el Código Penal establece una sanción económica equivalente al 10% del salario básico y la reducción de tres puntos a la licencia a los conductores que manejen usando este dispositivo.
El mismo castigo se aplica a quienes instalen pantallas o equipos de video en lugares donde puedan llamar la atención de los conductores.
Para el resto de distractores no hay una norma específica que los restrinja. Por eso, los agentes de tránsito no pueden sancionar a una persona que está comiendo, fumando o maquillándose.
Eso lo saben los jueces de Tránsito. Víctor Romero es uno de ellos y trabaja en Quito.
Él corrobora que al no especificar cada una de esas faltas en la ley de tránsito, “los agentes no pueden hacer nada”.
Pero las consecuencias de manejar desatento se conocen en los juzgados, pues a diario los choferes son detenidos por atropellamientos, choques o por destruir bienes públicos.
Según Romero, el 80% de todos los casos que ingresan a su despacho son provocados porque el conductor hacía otras actividades mientras manejaba. “Se pasan los semáforos, los pares y otras señales por estar escribiendo mensajes o llamar a amigos”, sostiene el Juez.
En los juicios por choques laterales y frontales también han detectado que la causa que originó el siniestro fue el descuido de los choferes.
Las pericias de los agentes investigadores han revelado que otras causas como la pérdida de pista, rebasar indebidamente o ir en contravía son ocasionadas por la distracción mientras se maneja.
Por eso, Romero recomienda que en el país exista una formación en educación vial en escuelas, colegios y universidades. Lo mismo plantea Abad. Él dice que debe implementarse una cátedra para la enseñanza de las normas de tránsito. La ANT no descarta esta iniciativa, pero señala que los niños y jóvenes reciben capacitaciones y charlas.
Además, asegura que para evitar más accidentes ordenarán mayor control en las vías.
Según estadísticas de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), los choferes distraídos cada mes dejan decenas de lesionados y muertos en las vías.
Michel Doumet es el principal de ese organismo y dice que las cifras “son preocupantes”, pues en tan solo seis meses de este año, 391 personas han fallecido. Ese número es mayor a las muertes que se registraron en todo el 2015; en ese año hubo 380 (ver infografía).
Por eso, a escala nacional se inició una campaña de concientización en redes sociales.
La idea es evitar que los conductores usen aparatos tecnológicos mientras están frente al volante. En los gráficos que se comparten en la web se pide que no ingieran alimentos.
Además, la ANT plantea analizar esta problemática con los distintos órganos de tránsito del país. De hecho, hoy en un taller al que asisten representantes de la Policía, Comisión de Tránsito del Ecuador y los responsables de la vialidad en Quito, Guayaquil y Cuenca se estudiará este tema.
No obstante, las autoridades dicen que en general los percances en las vías han bajado.
Pero la problemática de los distractores no solo se ha topado en el sector público. Organizaciones como Justicia Vial también han manifestado su inquietud. Guillermo Abad, director de esa agrupación, dice que han estudiado a fondo el tema de la imprudencia de los conductores.
De allí que han identificado los elementos que más desconcentran a la hora de conducir. Estudios internacionales que maneja Abad señalan que el GPS instalado en los autos o en los teléfonos es el mayor distractor a escala mundial. Esto, porque le resta al conductor el 100% de concentración y el 90% de campo visual.
En segunda posición está el teléfono con un 70% de desconcentración y el 80% de alcance visual. Después aparecen también revistas, periódicos, música y pasajeros. Incluso hay reportes de personas que se afeitan o se lavan los dientes mientras manejan.
En Ecuador, el mayor distractor es el celular. Los agentes dicen la mayoría de multas es por el uso de este aparato.
De hecho, el Código Penal establece una sanción económica equivalente al 10% del salario básico y la reducción de tres puntos a la licencia a los conductores que manejen usando este dispositivo.
El mismo castigo se aplica a quienes instalen pantallas o equipos de video en lugares donde puedan llamar la atención de los conductores.
Para el resto de distractores no hay una norma específica que los restrinja. Por eso, los agentes de tránsito no pueden sancionar a una persona que está comiendo, fumando o maquillándose.
Eso lo saben los jueces de Tránsito. Víctor Romero es uno de ellos y trabaja en Quito.
Él corrobora que al no especificar cada una de esas faltas en la ley de tránsito, “los agentes no pueden hacer nada”.
Pero las consecuencias de manejar desatento se conocen en los juzgados, pues a diario los choferes son detenidos por atropellamientos, choques o por destruir bienes públicos.
Según Romero, el 80% de todos los casos que ingresan a su despacho son provocados porque el conductor hacía otras actividades mientras manejaba. “Se pasan los semáforos, los pares y otras señales por estar escribiendo mensajes o llamar a amigos”, sostiene el Juez.
En los juicios por choques laterales y frontales también han detectado que la causa que originó el siniestro fue el descuido de los choferes.
Las pericias de los agentes investigadores han revelado que otras causas como la pérdida de pista, rebasar indebidamente o ir en contravía son ocasionadas por la distracción mientras se maneja.
Por eso, Romero recomienda que en el país exista una formación en educación vial en escuelas, colegios y universidades. Lo mismo plantea Abad. Él dice que debe implementarse una cátedra para la enseñanza de las normas de tránsito. La ANT no descarta esta iniciativa, pero señala que los niños y jóvenes reciben capacitaciones y charlas.
Además, asegura que para evitar más accidentes ordenarán mayor control en las vías.