En la sala de control operan 16 monitores. En cada uno aparecen las imágenes que captan las 331 cámaras de seguridad instaladas en el Puerto Marítimo de Aguas Profundas de Posorja, una parroquia guayaquileña.
El ingreso a esa zona es restringido. Únicamente los policías y una sola autoridad civil que tienen sincronizadas sus huellas digitales con los equipos tecnológicos pueden hacerlo. Tampoco se permite fotografiar esas oficinas, pero sí otros puntos de monitoreo.
Este Diario realizó un recorrido de la terminal marítima, que dio inicio a sus operaciones en agosto del 2019. En ese año, Antinarcóticos ya identificó que en Posorja y sus alrededores operaban mafias narcodelictivas que estaban ligadas a carteles mexicanos.
Una de estas organizaciones está manejada por alias ‘Popeye’. Informes policiales indican que él controla a grupos de colaboradores que se mueven en pequeñas lanchas. Así interceptan en alta mar a los buques que van a EE.UU. y a Europa e introducen droga en los contenedores que llevan productos. Hace dos meses, los servicios de Inteligencia detectaron un nuevo cabecilla conocido como ‘El Empalmeño’.
Su organización declaró la guerra a ‘Popeye’ y los índices de violencia se elevaron. Siete asesinatos, dos ataques a embarcaciones y la detonación de una granada generaron nuevas alertas relacionadas con el movimiento de las bandas.
Los agentes saben que los narcos buscan vulnerar las seguridades del Puerto Marítimo de Posorja. La idea es introducir las cargas ilegales y camuflarlas en los contenedores.
Las cámaras de seguridad del vigilan los tráileres 20 kilómetros antes de que arriben al complejo portuario.
Al llegar, todos los cargamentos pasan por dos escáneres que revisan el contenedor y la cabina del conductor. Tres unidades especiales de la Policía se encargan de este control.
Si en la revisión existen sospechas, el cargamento es llevado a una zona de inspección.
Allí se descarga la mercadería y con seis canes especializados en detección de drogas se analiza cada detalle.
Así, en marzo pasado se decomisaron 1,2 toneladas de cocaína que intentaban entrar. Los reportes de antinarcóticos detallaron que la droga estaba camuflada en un envío de banano. La carga tenía como destino el puerto de Róterdam, en Países Bajos. La Policía dijo que en el mercado clandestino todo el cargamento ilegal costaría USD 54 millones.
En el 2020, las mafias intentaron infiltrar 2,5 toneladas de alcaloides en esta terminal marítima. Uno de los casos más grandes de ese año sucedió en diciembre. La Policía descubrió cerca de 1 tonelada en un envío de cacao a Bélgica.
Los uniformados indicaron que la mercancía ilegal estaba ya dentro de un buque. En ese operativo, cuatro personas fueron detenidas. Los sospechosos eran parte de la seguridad del barco internacional.
En marzo de ese año, los agentes antinarcóticos detectaron otro cargamento de cocaína que intentó entrar al Puerto de Posorja. Los estupefacientes fueron camuflados en una exportación de banano. En este caso se comprobó que la droga fue colocada en un contenedor, en Guayaquil.
Desde el inicio de sus operaciones, la Policía se ha incautado de 4 toneladas de cocaína.
Los escáneres, de origen bielorruso, fueron adquiridos por el puerto, pero seleccionados por la Policía. Los agentes también recibieron oficinas y casas dentro de la terminal, para que mantuvieran la vigilancia.
El personal está impedido de caminar por el patio de contenedores. Tampoco está permitido el uso de celulares para los trabajadores. Todo es prevención, dicen las autoridades.
Las inspecciones para evitar el ingreso de narcóticos no se ejecutan únicamente en tierra. Un equipo de buceo de la Policía verifica los cascos de los buques, especialmente de aquellos que salen con destino a Europa. Las bandas suelen depositar cargas bajo el agua para luego subirlas a bordo. Esto se ha visto en otros puertos que operan en Guayaquil.
A más de las seguridades del Puerto Marítimo, la Policía ha reforzado los controles en los exteriores de la terminal.
Equipos de Inteligencia trabajan en el poblado de Posorja, que está alejada del complejo portuario. La idea es conocer posibles amenazas de narcos.
En el último mes, los investigadores han detectado que las redes buscan acercarse a los trabajadores del puerto para ofrecerles dinero a cambio de información. También se dedican a crear caminos ilegales para acceder a la terminal.
Por eso, la Policía reforzó las seguridades en los accesos al puerto y vigila las carreteras cercanas. Así buscan bloquear las operaciones de las mafias.