En medio de la ola de violencia que azota al Ecuador, Jaime Costales, psicólogo, sociólogo y catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, reflexiona sobre cómo el miedo influye en la cotidianidad y la responsabilidad de la sociedad civil y las autoridades.
¿Cuál es la actitud que debería tener la ciudadanía frente a la violencia? Hay quienes prefieren no salir.
Hay varias alternativas: organizarse en familia, en el barrio, en el sector, para mantenerse atentos y en lo posible ayudarse solidariamente. Fomentar la buena vecindad. Evitar exponerse a zonas y horas en las que es más frecuente que actúen los delincuentes.
Hay quienes, por temor, se encierran en sus casas.
Un aislamiento extremo es peligroso, ya en la pandemia nos vimos forzados a hacerlo y causó deterioro psicológico y de las relaciones intrafamiliares y aumento de la violencia casa adentro en muchos casos. Mejor es actuar con cautela y planificar las salidas, reduciendo las probabilidades de ser víctima de la delincuencia. Mejorar la inteligencia con la que actuamos en la vida cotidiana, autoprotegiéndonos.
¿Cómo influye ese miedo en nuestro comportamiento y en la convivencia?
Puede aumentar la incertidumbre y agravar la sensación de desamparo, de desprotección y también de vulnerabilidad. Son factores que aumentan el estrés y desestabilizan emocionalmente a las personas y a las sociedades, lo que afecta la salud. Se incrementa la desconfianza y también la agresividad mutua.
¿Qué debería hacer una persona para estar más seguro al salir, por ejemplo, a un restaurante?
Es buena idea establecer un acuerdo familiar sobre cómo actuar en caso de emergencia, definir, por ejemplo, mensajes breves telefónicos que alerten de que la persona está en riesgo. Obviamente no llevar objetos de valor como joyas, relojes caros, celulares costosos. Salir en grupo con gente de confianza fortalece nuestra seguridad. Es crucial que los restaurantes y almacenes cuenten con guardianía y eficiente sistema de seguridad.
Hay quienes piensan que analizar el porte de armas es una solución. Responder a la violencia con más violencia. ¿Es una buena idea?
El tema es complejo. Para permitir la posesión de armas, deberían realizarse pruebas psicológicas y de entrenamiento en el uso de las mismas, por parte de las FF.AA. y la Policía.
¿Históricamente, el Ecuador ha enfrentado un momento así?
Nunca hemos estado en el nivel de delincuencia como el actual. Lo que hoy vivimos es multicausal, pero uno de los factores que lo origina fue que en la última década se creó una estratificación social perversa. ¿Qué necesitamos? Dirigentes como Nelson Mandela, capaces de persuadir a la población de hacer un enorme esfuerzo para reducir la violencia y fortalecer la democracia y la convivencia pacífica.
¿Cuál debería ser el rol de la sociedad civil?
No aceptar el rol de víctimas, asumirnos como actores de un cambio de conciencia colectiva, que construya más democracia por un profundo amor patriótico. Usar sensata y valientemente el voto en febrero de 2023 para negarles el poder a los grupos simpatizantes, tolerantes o ligados con la delincuencia.
Una de las metas superiores del país es disminuir los niveles y las causas sociales, políticas y económicas de la delincuencia. Los medios de comunicación deben contribuir con certera información sobre la violencia delincuencial, pero al mismo tiempo difundiendo noticias sobre todos los avances de la sociedad.
También programas que ayuden al mejoramiento de la conciencia colectiva, la responsabilidad ciudadana, y formas de solución inteligente de los conflictos.
¿Qué papel juega la psicología en todo este escenario?
Insisto en que tenemos que poner en marcha un proceso de psicoterapia social que cure las profundas heridas de los conflictos encerrados en la violencia.
¿Cuál debería ser el rol de las autoridades?
Con el Presidente a la cabeza, inspirar un movimiento ciudadano masivo contrario a la violencia delincuencial y a la violencia política, asimismo persuadir a la nación de que el mayor tesoro es la paz ciudadana. Además, cumplir en los actos de gobierno y de todas las instituciones del Estado el precepto de Gandhi que dice: la paz se construye sobre la base de la justicia.
Algo fundamental es que debe actuar con firme determinación desmantelando los sistemas de delincuencia y delincuencia política. Es clave demostrar a toda la población que estos son enemigos públicos que están destrozando a la patria.
¿Quién es?
Profesor de Psicología en la Universidad San Francisco de Quito desde 1993. Antropólogo de la Pontificia Universidad Católica. Máster en Salud Mental y Clínica Social, Universidad de León, España. PhD en Gobierno y Administración Pública, Universidad Complutense, Madrid. PhD en Política y Gobierno (Psicología Política) U. Católica de Córdoba. Ha publicado más de 30 libros en ciencia social y literatura.
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