El ambiente en la cárcel de El Inca, en Quito, es tenso. Las autoridades del sistema carcelario (SNAI) y la Policía tenían hasta el sábado 19 de noviembre reportes de posibles acciones violentas por parte de los privados de libertad.
Las represalias se activaron tras el traslado de los cabecillas de una organización criminal a la cárcel de La Roca, en Guayaquil.
De hecho, las bajas garantías de seguridad que persisten en El Inca hicieron que las visitas de familiares se suspendan hasta nueva orden. Así lo informó la mañana de ayer el personal del SNAI.
Las amenazas se centraban en dos panoramas. El primero tiene que ver con una reorganización de las mafias para suplantar a las cabezas que fueron trasladadas.
La segunda hipótesis que se maneja es que las otras organizaciones criminales enemigas aprovecharán el traslado de los cabecillas para atacar y levantarse con el poder en cada centro carcelario.
De allí que el SNAI se está blindando con agentes de Inteligencia de la Policía para identificar los posibles ataques. Estas acciones se centran en cuatro cárceles del país. En la lista están la Penitenciaría del Litoral y los centros carcelarios de Cotopaxi, Santo Domingo y Esmeraldas.
En estos sitios se concentran las bandas y células criminales más poderosas del país. El Gobierno ha mencionado que para cortar el control de las mafias se ha ideado un plan de trasladar a todos los presos de alta peligrosidad y que encabecen una red delictiva a las celdas de La Roca.
Seguridad al máximo
Según el proyecto gubernamental, La Roca es el complejo carcelario más seguro del país. Entre sus características más conocidas está su sistema de automatización de rejas. Es decir, no existen guías que se encarguen de cerrar las celdas. Desde una sala de control se activa las seguridades de cada espacio.
El sistema también está establecido para que exista un solo detenido por cada celda. Ellos están sometidos a un régimen de aislamiento total. Tienen salidas al patio en horarios limitados por semana. Tampoco tienen derecho a visitas o conectividad de ninguna índole. Al menos eso es lo que se indicó en diciembre pasado, mes en que se anunció que esa prisión regresaría a funcionamiento.
Actualmente, La Roca tiene una capacidad para albergar a 100 presos. Por el momento, se tiene una confirmación de que ya están habitadas 10 celdas.
La Policía dice también que allí es el único centro que se vigila desde un circuito cerrado. La idea es que más cabecillas o jefes de bandas sean traslados hasta ese centro carcelario para evitar nuevos amotinamientos en las otras prisiones.
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