El pequeño altar está en medio de la sala. Sobre un mantel blanco se colocaron dos fotografías de Mayra Giler. Alrededor hay flores artificiales y en frente está abierta una biblia.
Su esposo Xavier Castañeda dice que levantó este homenaje el pasado 10 agosto. Ese día, él y sus suegros se enteraron que horas antes ella había muerto en medio del desierto rumbo a Estados Unidos.
Ellos cuentan que la noticia los paralizó. No podían creerlo, pues Mayra se había comunicado pocos días antes por teléfono y les dijo que estaba bien de salud. Tenía apenas 35 años cuando murió.
Ella salió de su natal Durán, en Guayas, el 8 de abril. Viajó a EE.UU. con su hija mayor, de 17 años. La idea era llegar a Nueva York. Allí una amiga les ayudaría a conseguir trabajo y pagarían la deuda de USD 30 000 que los coyoteros les pidieron por toda la travesía.
Los padres de Mayra cuentan que no tenían ese dinero y tuvieron que empeñar un terreno en Manabí a chulqueros para conseguir la plata.
Madre e hija salieron en un avión desde Guayaquil hasta México. Allí pasaron tres días como turistas. Se tomaron fotos frente a la Catedral Metropolitana y luego viajaron por tierra hasta Ciudad Juárez.
Mayra Giler e hija, cuando llegaron a Ciudad de México. Foto; Cortesía familia
En ese sitio permanecieron durante tres meses, en bodegas clandestinas. Siempre estuvo con otros migrantes. “Los coyoteros les decían que si querían saltar el muro era más rápido, pero a Mayra le daba miedo”, recuerda su esposo.
Por eso, las dos incluso pasaron sus cumpleaños encerradas. Hay fotografías de esos momentos en la sala de la familia. En una imagen se ve a Mayra junto a su hija y otros migrantes con un pequeño pastel.
“Nuestra nieta cumplió la mayoría de edad allá. Nosotros en cambio estamos cuidando de los otros hijos que quedaron aquí”, dice el abuelo mientras sostiene a un menor de dos años. Su otra nieta tiene 10 y permanece callada desde que se enteró de lo sucedido. La familia le dijo que su mamá se fue al cielo. Lo cierto es que ella falleció tras caminar 12 horas en el sol. Los reportes oficiales que tienen los parientes dicen que empezó a convulsionar y los coyoteros la abandonaron.
La hija de Mayra fue en busca de agentes Federales de Estados Unidos para que la ayudaran, pero cuando regresó la madre no respiraba. Desde entonces, la familia ha emprendido una lucha para que el cuerpo de la madre retorne al país.
Por eso, vecinos de Durán decidieron hacer carteles con frases de apoyo a la familia. Algunas pancartas se colocaron en la sala junto al altar.
“Por favor, ayúdennos a traer el cuerpo de Mayra para poder darle su último adiós y cristiana sepultura”, dice una de las frases. La familia ya se ha reunido con personal de Cancillería, pero hasta el momento no se ha concretado la repatriación. Tampoco ha regresado la hija de Mayra. Lo último que saben es que fue deportada a México y allí permanece en un albergue para migrantes.
Su padre dice que no tiene dinero para comprar un pasaje de avión para retornar al país.
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