El club privado de Quevedo, en donde funciona el centro de captación ilegal de dinero, amaneció cerrado. Las miles de personas que hasta el martes 29 de junio del 2021 llegaron para depositar fondos a cambio de altos intereses desaparecieron.
Todo cambió luego de que en la madrugada de ayer, agentes de la Fiscalía y de la Policía allanaran el lugar y otros dos inmuebles. Las incursiones se ejecutaron después de que el pasado sábado 26 de junio se abriera una investigación por captación ilegal de dinero.
Este ilícito (art. 323 del Código Integral Penal) sanciona a los responsables con cárcel de cinco a siete años.
No hubo detenidos, pero en poder de los agentes quedaron “elementos” que serán parte del expediente.
En las afueras del club solo permaneció un pequeño grupo. Allí estuvo un hombre que en la madrugada llegó desde Esmeraldas, pues le citaron porque debía recibir USD 1 000 por intereses que generó su depósito.
Cuenta que tras enterarse de esta actividad entregó USD 1 200, que había retirado de un banco privado. “Tuve que recurrir a mi ahorro seguro y pedí que me devolvieran rápido”.
Dice que todo parecía serio, pues le hicieron firmar papeles, le dieron un comprobante y una carta donde consta la cantidad desembolsada e intereses que se acumulan por día.
Junto a él hay otras personas. Permanecen sentadas en pequeñas bancas de madera, pero no hablan.
Luego de que los uniformados intervinieran el sitio, la gente se trasladó masivamente a las afueras de la Cámara de Comercio local. Decían que ahí van a pagar. Todos formaron una fila de al menos 200 metros. “Solo esperen, sí nos van a pagar”, decían.
Pero a media mañana, la Cámara aclaró que no prestó ni prestará sus instalaciones para esta actividad.
Para entonces, la persona que encabeza esta captación de dinero difundía en su cuenta de Facebook que este miércoles no se pagará y atribuía la decisión a los allanamientos.
Entonces, convocó a una marcha en apoyo a lo que realiza. Esta información se regó rápidamente entre la gente. En uno de los puntos de Quevedo, una mujer que se identificó como contadora habló ante decenas de personas que la aplaudían. “No se va a estafar, todo está asegurado. Hoy (ayer) no se va a pagar, hoy necesitamos apoyo. Vamos a una movilización”, sostuvo.
Poco a poco, motorizados empezaron a moverse en la ciudad. Pitaban, gritaban, pedían que se respeten las inversiones. “No se hace daño a nadie, solo es ayuda a los pobres”, decían.
Se trasladaron al recinto militar Cenepa para protestar por la intervención de la plataforma financiera. Ahí mostraron carteles en los que pedían que se garantice el trabajo y que se deje de perseguir a su propietario.
Temprano, Milton Vélez, comandante del Grupo de Fuerzas Especial 26 Cenepa, detalló que el 28 de mayo pasado la casa donde vivía el propietario del centro de captación de dinero fue asaltada por delincuentes.
Dijo que en ese entonces se conoció que en el inmueble, ubicado al frente del recinto militar, los desconocidos se llevaron USD 20 000 en efectivo. Hoy, todo es investigado por Fiscalía.
Los motorizados también llegaron a las afueras de esa entidad. La gente aseguraba que todo es legal.
Pero en Quito, la superintendenta de Bancos, Ruth Arregui, aseguró que el RUC usado por la plataforma de Quevedo no es para captar dinero, sino para realizar “inversiones o negocios en madera, tecnología, víveres de consumo masivo y línea blanca”.
“Para que las instituciones puedan hacer actividades financieras deben seguir un proceso que no solo es la obtención del RUC, sino deben calificarse por la Superintendencia de Bancos o la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria”. En este caso no se cumplió con ninguno de estos requisitos, confirmó Arregui.
La funcionaria señaló que desde la semana pasada recibieron información sobre lo que ocurría y que todo fue entregado a los investigadores para que actúen. “Es la Fiscalía la que puede determinar cuál es el delito y si se está cometiendo o no un ilícito”.
La gente aseguró que solo buscan obtener un poco más dinero. Por ahora, en el club privado solo quedaron desperdicios de comida, carpas vacías y sillas desperdigadas en el piso.