Victoria Barbosa, de 32 años, y Janeth Robles, de 31, repasan marimba junto a sus compañeras de la agrupación de mujeres trasplantadas en el Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos (Indot). Foto: EL COMERCIO
Victoria Barbosa, de 31 años, decidió brindar un tributo a la persona que le donó sus órganos: un riñón. A los 23 le detectaron insuficiencia renal, enfermedad fulminante que puso en peligro su vida, por lo que fue trasplantada. Su homenaje fue conformar un grupo de danza para agradecer por su nueva vida.
La agrupación, que se estableció en el 2015, está conformada por nueve mujeres que tuvieron insuficiencia renal y que lograron un trasplante exitoso.
En el 2011, la vida de Victoria cambió, ya que le detectaron una falla en sus riñones. Producto de esto, tuvo que ingresar a diálisis. Este procedimiento consiste en eliminar sustancias dañinas de la sangre cuando los riñones no pueden cumplir con esa función.
En Ecuador unas 10 000 personas están en tratamiento de hemodiálisis y diálisis peritoneal. Representa 660 casos por cada millón de habitantes, según el Ministerio de Salud Pública.
“Fue un proceso muy duro. No entendía porque me ocurrió. Además, tenía que enfrentar las diálisis (tres veces por semana)”.
De inmediato, la joven empezó su proceso para acceder al trasplante de órgano. Por su edad, el tiempo de espera fue rápido; demoró cerca de un año para encontrar al donante compatible. “Me cuidaba todos los días para estar bien y lograr la cirugía”.
Cuando el órgano llegó, “volví a nacer. Estoy muy agradecida con la vida por una segunda oportunidad”.
A febrero de este 2019 se han realizado 103 trasplantes en el país. La mayoría de ellos son renales con donante cadavérico (34) y córneas (59). Además están el hepático, pulmonar y hematopoyéticos. Los datos nacionales constan en el Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Indot).
Janeth Robles, de 32 años, es parte del grupo. Ella se vinculó hace tres meses con el objetivo de cuidar su salud y mostrar que las personas trasplantadas sí pueden seguir una vida normal.
Ella lo ha comprobado. Es madre de dos chicos, con quienes disfruta a diario de sus actividades. “Mientras estaba con la insuficiencia renal no podía viajar a otras provincias por la diálisis”.
Esta oriunda del Coca, incluso, se alejó de su familia porque no podía visitarlos en su tierra natal. “El clima requería que beba mucha agua y en diálisis no podemos porque provoca mareos y vómitos”.
Una de las integrantes más jóvenes es Tania Arroyo, de 20 años. A ella le hicieron un trasplante renal cuando tenía 13. “Las diálisis eran muy fuertes y me daban convulsiones, por lo que necesitaba un trasplante, de forma urgente”.
Luego de la cirugía, al joven empezó una nueva vida. Incluso ha buscado nuevas opciones para estudiar y vincularse en grupos para tener amigos. Así, llegó a la agrupación de danza. “Me siento bien; muy animada y estoy más sana”.
Esta agrupación ha tenido varias presentaciones en eventos del Indot. La entidad ha capacitado a las chicas en ritmos nacionales como marimba.