Redacción Quito
En la esquina de la avenida 12 de Octubre y Colón, Monserratte Ríos tuvo que volver a subir a la acera en cuanto vio a un vehículo sin direccionales que se dirigía hacia ella luego de circunvalar el redondel de la Plaza Artigas, en el norte.
Luego de adivinar la dirección de los vehículos y de calcular la distancia y la velocidad a la que circulaban, Ríos cruzó casi corriendo hasta el parterre central de la 12 de Octubre. Los siguientes tres carriles hasta la esquina de la calle Coruña estaban llenos de autos que iban de sur a norte por la 12 de Octubre y que sin detenerse completamente aguardaban la mejor oportunidad para abordar el redondel.
Ríos caminó por delante de unos autos y por detrás de otros. “Deben eliminar los redondeles y poner semáforos porque nadie respeta la señalización”, se quejó cuando acabó de cruzar una de las cinco intersecciones que convergen en este anillo vial.
Cristóbal García, presidente de la cooperativa de taxis Quito, que tiene su parada en la calle Coruña, dijo que habría dificultades técnicas puesto que en el sector existen cinco intersecciones.
A la dificultad que tienen los peatones para atravesar los cruces, se suma la congestión vehicular que se incrementa en las horas pico. García asegura que en la mañana la vía más congestionada es la Coruña en sentido sur norte y en la tarde son las avenidas Colón y la 12 de Octubre, viniendo desde el Hotel Quito.
El secretario de Movilidad de la Empresa Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Emop), Carlos Páez, dijo que las reformas viales deben favorecer a los modos de transporte más eficientes y que tengan el menor impacto en el tráfico. “La nueva administración está revisando los proyectos de reformas geométricas para asegurarse de que los peatones puedan circular con seguridad”.
En el redondel del Condado, Andrea Ramos es testigo de cómo todos los días los conductores “botan el carro para poder entrar al redondel”. La comerciante asegura que para cruzar las intersecciones, de seis carriles cada una, prefiere caminar un poco hasta algún semáforo cercano porque en ese sector tampoco se respeta el cruce de los peatones.
Eso también lo vive cada mañana Juan Simbaña, cuando viene a dejar a su hijo en la parada de bus para que vaya a la escuela. “Aquí ni la Policía ayuda a cruzar”.
El policía Alex Tixilema dijo que el control del tráfico es difícil en los redondeles. “Lo que se hace es halar tráfico, porque si hacemos parar los autos de una intersección, la congestión empeora”.
Algunas de las reformas geométricas en los redondeles incluyen la eliminación del redondel para construir cruces semaforizados y la construcción de pasos deprimidos y elevados. Este último fue el caso del antiguo redondel de El Labrador, en el norte. Aunque la obra disminuyó en algo el tráfico, el cruce de los peatones es una verdadera odisea, según cuenta Hilda Changoluisa. “No hay un cruce cebra, un puente peatonal o una zona segura para cruzar la avenida de El Inca”.
Páez dijo que cada intersección debe ser estudiada individualmente para establecer la mejor alternativa. “Hay que medir el flujo del tráfico vehicular público y privado, tránsito peatonal, disponibilidades de espacio físico…”.
La saturación visual, los accidentes de tránsito, los asaltos, la insalubridad, la presencia de indigentes que buscan refugio en algún rincón del intercambiador son solo algunos de los problemas que enumeró Hugo Ríos, mientras atendía a la poca clientela que llega a su tienda, a un costado del intercambiador. “Por los frecuentes robos y accidentes, la gente que pasa por este sector le llama el ‘paso del infierno”.
En otros sectores de la ciudad, los redondeles fueron cambiados por una intersección con semáforos y señalización. Ese es el caso del cruce de las avenidas República y Eloy Alfaro, en el sector de La Carolina. Marco Gutiérrez, un vecino, afirma que la escultura de la Lucha Eterna que adornaba el anillo vial resaltaba la imagen estética de la zona. No obstante, admite que la obra mejoró el tráfico y el cruce de la gente.
Punto de vista
José Ordóñez/ Arquitecto
Hay que tomar en cuenta al peatón
En algunos casos los redondeles facilitan el flujo vehicular. Pero todo depende de si el volumen de tráfico que circula en esos espacios es distribuido con facilidad.
El momento en que empieza la congestión es necesario buscar una alternativa, que puede ser la instalación de semáforos o la construcción de intercambiadores. No obstante, este tipo de soluciones también pueden deteriorar las áreas circundantes, generando ocupaciones indebidas o problemas de accesibilidad.
Otro problema es que las soluciones solo se plantean en función de mejorar el flujo vehicular y no se toman en cuenta las necesidades de los peatones.
Por otra parte, los redondeles tienen un impacto en la imagen urbana. En ese sentido, es posible hacer reformas geométricas que mejoren la circulación sin descuidar la estética urbana.