La red social influyó en México

Redacción Tecnología. AP

La propuesta provocó  reacciones contrarias, en su mayoría. Y no era para menos, ya que el Congreso de México quería gravar, en  2010,  un impuesto  del 3% a las  telecomunicaciones, que incluye el servicio de Internet. 

El uso de Internet

El profesor    Alexandro  Pisanty advirtió  en su blog  que por cada 10% de incremento en la penetración de la banda ancha, se elevaba aproximadamente 1,3% el PIB.

En Finlandia    todos los servicios básicos son  cubiertos, ya sean temas de seguridad, educación, empleo y salud.

La campaña de rechazo a este planteamiento tuvo lugar, sobre todo, en Internet y, en particular, en las redes sociales.

La participación de los cibernautas, no solo mexicanos, mostró una vez más el poder  que son capaces de ejercer estas   comunidades virtuales.  

Uno de los sitios  donde los usuarios expresaron su desacuerdo con esta propuesta    fue el microblog Twitter. En esta red, la protesta se denominó    Internet Necesario. Para los cibernautas de este sitio, la intención de grabar un impuesto representa un retraso tecnológico, sobre todo, porque “elevaría aún más la brecha tecnológica en México”.

Según un informe publicado en el diario La Jornada, la presión ejercida por los usuarios de Twitter  influyó entre los diputados que se vieron obligados a rever la propuesta.

De acuerdo con el diario El País, entre los usuarios que protestaron en Twitter, estuvieron varios profesores universitarios. Entre ellos, Alejandro Pisanty, profesor universitario y presidente de la Sociedad Internet de México. El académico difundió un comunicado en su bitácora,  en el que manifestó su rechazo a los impuestos que evaluaba el Congreso mexicano.     

“Internet, como una necesidad básica y creciente, implica no dificultar ni encarecer el acceso sino todo lo contrario, facilitarlo e impulsarlo”.

Conversó con otros activistas sobre lo que harían después.

Ya en un momento similar en Venezuela, recordó, hubo un movimiento exitoso llamado Internet Prioritario.

De acuerdo con el diario El País, la protesta realizada en  es un atisbo de un fenómeno social sin precedente en México.

“Creció sin el amparo  de ningún partido político, sin padrinazgos de nadie, sin el respaldo de ningún medio de comunicación. Viajó a través del sistema nervioso electrónico del mundo y se reprodujo con una simple causa común: no a los impuestos en telecomunicaciones”.

A la semana de haber empezado  la campaña, ya había 78  092 mensajes -un promedio de 11 156 por día-, y su impulso había trascendido las fronteras.

Mientras  el Congreso mexicano intentó imponer un impuesto,  el Parlamento Europeo estudia  la idea del parlamentario popular francés Alain Lamassoure de cobrar una tasa de 1,5 céntimos de euro por SMS enviado y de 0,00001 céntimos por cada correo electrónico.

Ha declarado que aunque sea una minucia, dado los miles de millones de envíos diarios, el resultado puede dar unas ganancias importantes.

Será  una forma nueva y sencilla de recibir dinero de las nuevas tecnologías y que serviría para la financiación de la UE.

Finlandia, sin embargo, es uno de los pocos países que no piensa de la misma manera.   A partir de 2010, Internet será un derecho constitucional, lo que significa que el Estado   dará conexión a las personas que no lo posean.

Esta medida entrará en vigencia desde julio de 2010 y, como mínimo, la conexión a Internet  deberá tener una velocidad de 1Mbps, pero esto es solo una medida temporal ya que  en   2015 se aumentará esta capacidad.

Punto de vista Diego Balseca Ch./ Experto en seguridad informático

‘Hay que pagar por el servicio’

Realmente un sistema de red social es muy importante porque puede mover masas y hasta  generar caos. Los usuarios de estas redes deberían apoyar  una propuesta si está bien planteada.

En el caso de México, no hubo apoyo.  En Ecuador sí se cobra a los usuarios por el uso de Internet y es el impuesto del 12% del IVA que nos cobran.

Considero que el Estado sí debe recibir un ingreso por un servicio que nos beneficia a todos.   Es cierto que Internet es libre, pero la provisión de este servicio  a los usuarios finales tiene un costo operativo que debe ser devuelto a los proveedores de acceso que, a su vez, es reinvertido en infraestructura tecnológica.

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