Mientras sacan lodo de sus casas y recogen escombros, este martes 1 de febrero del 2022, los vecinos hablan de un tema en común: el niño que fue arrastrado durante el aluvión de La Gasca, en el norte de Quito. “Dicen que estaba con una hermana, pero a ella no la vimos”, cuentan quienes viven en la calle Domingo Espinar, de ese barrio capitalino.
Un vecino sacó al niño y otra familia lo bañó. “Estaba consciente pero muy golpeado”, cuentan. Cada familia vivió el momento como una especie de pesadilla y cuentan los efectos del aluvión para ellos, sus viviendas y su comunidad.
‘Lancé una cuerda para ayudar’
Cuando Jorge Morales vio que en el río de lodo pasaban personas que no podían salir de él quiso ayudar. Tomó una cuerda y la lanzó para que un hombre y un niño que eran arrastrados se sujeten de ella. Pero no lo lograron.
Mientras cuenta lo que hizo, a Jorge se le quiebra la voz y se detiene un momento para evitar que el llanto le gane. Al ver que el niño no pudo tomar la cuerda, Jorge salió detrás de él y lo alcanzó. “No logré ayudar también al hombre”, dice decepcionado.
‘Vi pasar una persona muerta en el lodo’
En medio del desastre, la hija de Natalia Morales se cayó y se fracturó la nariz. Ella cuenta que lo que vivieron durante el aluvión es traumático. “Fue horrible, por aquí pasó una persona muerta en el lodo. Otros estaban vivos y no podíamos ayudarles”.
Su carro estaba parqueado frente a la casa y lo encontraron seis cuadras más abajo, en La Gasca. En su casa, el lodo ingresó. Natalia dice que “gracia a Dios, la desgracia no tocó a su familia como pasó con muchas otras”.
‘Pensé que estaba soñando’
Stalin Valencia escuchó ruido. Cuando salió, un río de lodo arrastraba todo lo que encontraba a su paso. “Pensé que estaba soñando, al salir y ver que por la calle se arrastraban carros, contenedores de basura, árboles y hasta personas”.
El joven vio un auto KIA azul pasar con las llantas hacia arriba, frente a sus ojos. También vio cómo el lodo arrastraba a una persona a toda velocidad. “El señor llegó a la esquina de La Gasca y se fue hacia abajo”.
‘Si me demoraba, el lodo me llevaba’
El lunes, Alicia Naranjo llegó a su casa, estacionó su vehículo en el parqueadero y subió a su departamento, en un tercer piso. “20 minutos después se fue la luz. Mi papá gritó que veamos cómo pasaba el agua y lodo. Así empezó todo el desastre. Si me demoraba unos minutos más, el lodo me llevaba”.
Dos portones de la casa en la que vive se abrieron de par en par por la fuerza con la que el lodo pasaba por la calle. El lodo ingresó a la casa y cubrió la superficie hasta cerca de la ventana del primer piso, en donde vive su papá.
“Por suerte mi papi estaba arriba conmigo”, cuenta la mujer, cubierta de lodo hasta las rodillas mientras saca los escombros con una pala, hacia la calle.
‘Logré salvar mi carro’
En la casa de Jaime Cahuasquí, el tol de la puerta se rompió y el lodo ingresó. El parqueadero tiene un desnivel y los escombros poco a poco llegaban a su vehículo, cuenta.
Desde el segundo piso, la familia observaba el desastre que causaba el aluvión. “El carro se empezaba a resbalar, así que bajé y logré girar el volante para que se quede atorado contra una grada”.
Latas dobladas y fierros con lodo seco dieron trabajo en ese hogar. Para limpiarlos usaron mangueras, escobas y palas. La familia calcula que necesitarán unos USD 500 para la reparación de la puerta.