Estefanía Mantilla se moviliza por la ciudad en bicicleta desde hace tres años. El tramo de ciclovía que más utiliza es la de la calle Alonso de Mercadillo, desde la Estación Seminario Mayor de la BiciQ, hasta la calle Luis Cordero, en el norte.
Pero, desde enero, la ruta por la que se transporta cambió. Ahora, en dos tramos de esa calle, los ciclistas comparten la acera con los peatones. Ellos deben, literalmente, esquivar a las personas que caminan por el lugar para no ocasionar ningún accidente.
Hasta hace dos meses, la vía exclusiva para quienes optaron por este medio alternativo pasaba por la parte izquierda de la calle. “Me parece un cambio terrible. Se debería reducir la circulación a los vehículos, que son los que contaminan, y no a los peatones”, comentó.
Elena Gálvez, otra ciclista de nacionalidad mexicana, también circuló ayer por ese sector. A su criterio, las líneas divisorias que se pintaron en la acera para indicar el nuevo trazado no son suficientes.
Esta apreciación la hace porque en la intersección de las calles Versalles y Mercadillo no hay señalética que indique que más adelante la vía continúa, pero por la vereda.
Adicionalmente, en esa esquina se registra un amplio flujo vehicular y no hay un semáforo ni pacificadores de tránsito, por lo que el cruce, tanto para ciclistas como para peatones, se complica.
Otro problema que deben sortear es la invasión de las vías exclusivas por parte de motociclistas y vehículos particulares.
Este Diario confirmó que en un lapso de 15 minutos, un motorizado, un taxi y una camioneta con carga invadieron la vía exclusiva, a la altura de la calle Marchena. En ese momento, no había ningún agente civil de Tránsito en el perímetro cercano para sancionar estas infracciones.
En el Distrito Metropolitano hay cerca de 80 kilómetros de ciclovía. Los primeros 7,2 kilómetros de este tipo de vías se construyeron en 1996, en el parque Metropolitano.
En ese entonces, cumplían una función recreativa, pero en la actualidad son parte de la cotidianidad y de la movilización alternativa de la urbe.
Según la Secretaría de Movilidad del Municipio, al día, en Quito se realizan 1 300 viajes en bicicleta, incluyendo el sistema público y particular.
Sin embargo, hay tramos de la ciclovía que aún no se consolidan por completo. A principios del 2014, se retiraron los separadores de carril exclusivo en la calle Ulloa, desde la av. Atahualpa hasta la República.
Esto ocurrió ante los insistentes reclamos de conductores y moradores que se quejaban de la subutilización del carril y del tránsito que se formaba en la zona. Actualmente, ese tramo es una vía compartida para ciclistas y conductores.
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Con la medida se mejoró el flujo vehicular, pero algunas cuadras de la vía volvieron a ser utilizadas como estacionamiento. Tanto Mantilla como Gálvez coinciden en que hace falta una cultura de manejo por parte de los conductores, al momento de circular por estas vías compartidas.
“Algunos choferes no se dan cuenta que estas vías son también para ciclistas y nos lanzan los carros o no nos respetan”.
Pablo Heredia, ciclista de 25 años y estudiante de la Universidad Central, cuenta que otro problema es la señalización confusa que hay en algunos tramos. “No se sabe bien por dónde toca ir. A veces no queda más que ir en el carril normal”. Uno de esos casos se da en la intersección de la Juan de las Casas y Amazonas, en el norte.
Además, Heredia ha notado que algunos conductores se estacionan en las vías exclusivas y obstruyen el paso a los ciclistas. Un ejemplo de aquello se da en la ciclovía de la calle Isabel la Católica, en el norte.
Por las noches, en especial los jueves y viernes, el carril exclusivo es utilizado como un improvisado parqueadero por quienes asisten a locales de diversión del sector. “Nos bloquean el paso porque no hay nadie que les sancione”.
Al igual que las invasiones de carril de la calle Mercadillo y Marchena, en la Isabel la Católica tampoco se controla el cometimiento de este tipo de infracciones de tránsito.
Diego Puente, representante de Ciclópolis, reconoce que los controles a estas infracciones son esporádicos. “Hemos visto que se sanciona cuando la infracción es muy evidente y hay presión de los transeúntes”.
A su criterio, son tres aspectos fundamentales los que se debe fortalecer para el éxito de las ciclovías: infraestructura, control y promoción.
Según Puente, la promoción no es solo para incentivar a los ciclistas, sino también para que los conductores conozcan cuáles son las vías exclusivas y compartidas. De este modo, dice, se logrará más respeto.
El tema de las ciclovías también está incluido entre los temas de campaña de algunos candidatos a Alcalde de Quito.
En contexto
En la ciudad se promociona el uso de las bicicletas públicas para fomentar una movilización alternativa. Sin embargo, algunos tramos de ciclovías de la ciudad todavía no se consolidan. Irrespeto al carril, desconocimiento, son algunos de los problemas frecuentes.