Una unidad de la Ecovía salió llena a las 07:04 de ayer, desde el Playón de La Marín. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Un guardia de seguridad apuntaba con un termómetro hacia la frente de los pasajeros. Intentaba registrar la temperatura de quienes ingresaban a la estación del Playón de La Marín, en el centro de Quito. Pero no podía con tantos.
Cada minuto, decenas de pasajeros se abrían paso, veloces, por los tornos de ingreso al andén. El guardia giraba hacia su izquierda y apuntaba con el aparato, luego giraba a la derecha y repetía el procedimiento mecánicamente.
A diario, 215 000 personas se movilizan en el transporte municipal: Trolebús, Ecovía y Corredor Sur Oriental. Hasta la semana pasada, este número de pasajeros se transportaba entre las 05:00 y las 21:00. Ahora deben usar el servicio entre 05:00 y 20:15.
La reducción del horario del transporte se debe al toque de queda que rige en la ciudad desde las 22:00 hasta las 04:00.
Como parte del plan operativo por las festividades de diciembre, la Empresa de Pasajeros dijo que operarán con 195 unidades, es decir 15 más. Solo en los dos últimos fines de semana la entidad registró un incremento de pasajeros del 8% (de 215 000 a 235 000 diarios).
Ayer 22 de diciembre del 2020, a las 07:00, las unidades salían del Playón llenas. Todos los asientos estaban ocupados y la gente prefería ir de pie antes de que los minutos avanzaran. Las filas eran ordenadas, pero no había distanciamiento. La gente corría en esos segundos previos al cierre de las puertas; chocaban unos con otros.
Los funcionarios municipales intentaban mantener el control y les recordaban que debían guardar el distanciamiento para evitar exponerse a un posible contagio de covid-19.
Oscar Caiza usa todos los días el transporte municipal. Dice que está acostumbrado a las aglomeraciones.
“Necesitamos ir pronto al trabajo. Tenemos que subirnos al bus así esté lleno”. Cuenta que su abuela y su tío murieron por covid. “Es triste, pero nosotros no podemos quedarnos en casa. Debemos trabajar y lo que deberían darnos las autoridades es un transporte más seguro”.
Un día después de que se iniciara el toque de queda en el país, por disposición del presidente Lenín Moreno, las operaciones del transporte urbano también se modificaron.
Si bien el aforo del 50% se mantiene, los horarios del servicio son más reducidos en el caso de los buses operados por empresas particulares.
Jorge Yánez, dirigente de los transportistas urbanos, señala que en Quito hay 2 650 unidades. De esta cifra, solo el 40% está en las calles, pues según él no hay demanda. Antes trabajaban de 05:00 a 22:00 y ahora lo hacen hasta las 20:00 o 21:00.
“El transporte influye en todo. Los negocios cierran más temprano y la gente se va más pronto a casa. A las 21:00 ya hay pocos pasajeros”.
Nicole Burbano tiene 19 años y trabaja en una tienda de ropa. Vive por la Lucha de Los Pobres y todos los días se dirige hacia la av. República de El Salvador. “Los buses siempre van llenos. A veces he tardado 10 minutos en subirme a una unidad”, se queja.
Joymar Valencia es otro pasajero. Indica que trabaja desde las 10:00 hasta las 19:00 en un restaurante ubicado a seis kilómetros de su vivienda.
En su caso usa buses urbanos. Señala que allí además de las aglomeraciones a las 19:00 hay ventas ambulantes, cantantes y mendigos.
“Es exactamente como lo que ocurría antes de la pandemia, pero la diferencia es que ahora usamos mascarilla”.
Carlos Poveda, gerente del Consorcio Sur Occidental, expresa que la operación del MetroQ también se modificó a partir del toque de queda.
Ahora, las unidades trabajan una hora menos. Es decir, de 05:00 hasta las 20:00. Este consorcio también gestiona las rutas que cruzan de sur a norte por el sector occidental, por ejemplo: Chillogallo-Seminario Mayor. Según Poveda, para cubrir este servicio se emplean 300 buses diarios. Sin embargo, dice que los problemas de tumultos son raros.
“Es al contrario, ya la gente no sale tanto. Ya no tenemos estudiantes y hay muchos que hacen teletrabajo. Hemos tenido muy pocas aglomeraciones, pero sobre todo los fines de semana”.
La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), encargada de controlar las aglomeraciones, señaló que diariamente 40 uniformados vigilan que los buses cumplan con el aforo y la gente no vaya abarrotada en espacios reducidos.
La entidad indicó a este Diario que no tiene registros de sanciones entregadas por irrespetar el aforo. Mientras tanto, el Municipio mantiene campañas en donde se pide a la ciudadanía que respete las medidas de bioseguridad.