El estadio Olímpico Atahualpa tiene capacidad para 35 258 aficionados en un partido de fútbol y solo 364 parqueos. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Asistir a conciertos, encuentros deportivos, obras de teatro, programas colegiales, ceremonias religiosas, graduaciones; visitar a un familiar en un hospital o solo ir de compras pueden ser un dolor de cabeza para quien va en su auto.
¿Dónde dejarlo si estadios como el Rodrigo Paz cuentan con 1 280 plazas pero su aforo es para 41 575 hinchas? Aunque es permitido parquear en calles aledañas y el estacionamiento de borde está cerca, en partidos claves -como el Liga Deportiva Universitaria–Boca Juniors-, se constatan problemas de movilidad, incluyendo el mal estacionamiento.
Desde el partido del 21 de agosto, el tema causó revuelo, pues personal de la Agencia Metropolitano de Quito (AMT) sancionó a 200 vehículos. 52 de ellos fueron movidos en grúas. Según la entidad, en 100 días se retuvo 500 vehículos; solo el fin de semana se llevaron 73 carros y 4 motos y se hicieron 1 000 citaciones.
Felipe Carrera fue sancionado el viernes, en el sector de La Paz, mientras cenaba con amigos. Aunque acepta que cometió una infracción, señala que sobre todo en la noche, muchos dejan sus carros en zonas no permitidas porque parquearlos lejos es peligroso. Cree que falta una mejor señalización y una planificación que considere parqueos suficientes en zonas concurridas.
Danny Gaibor, director de la AMT, dice que los organizadores de espectáculos deben prever espacios para que sus usuarios parqueen sus carros. Y los conductores deben buscar sitios autorizados para dejarlos.
El coliseo General Rumiñahui, por ejemplo, tiene un aforo de 13 000 espectadores pero solo tiene 520 estacionamientos, según Antonio Guevara, de Concentración Deportiva de Pichincha. El caso del estadio Olímpico Atahualpa es más complejo, porque en un partido de fútbol puede albergar hasta 35 258 personas.
Aunque tiene 364 parqueos, por seguridad, en partidos concurridos el 50% de las plazas del área norte deben estar libres para evacuar a la gente.
La capacidad de los escenarios de la Casa de la Cultura es menor, pero también tiene problemas de parqueo. Este espacio puede acoger a 7 149 personas, solo sumando el aforo de los siete sitios que administra directamente, entre teatros y salas. Pero tiene solo 95 estacionamientos. La entidad informó que tiene un proyecto para habilitar 1 000 nuevas plazas subterráneas, en un trabajo conjunto con el Municipio.
Este Diario hizo un barrido y encontró al menos 47 881 entre públicos y privados. Pero en Quito no se conoce la cifra exacta, a pesar de que una ordenanza del 2017 y el Código Municipal del 2019 señalan que el Sistema de Estacionamientos debe tener un registro actualizado de parqueaderos públicos y privados. Según la Epmmop, se inició el levantamiento de esta información y cuando esté lista se remitirá a la Secretaría de Movilidad.
La empresa Urba-park suma unas 10 000 plazas desde El Ejido hacia el norte y en Cumbayá, en 37 estacionamientos.
Según Verónica Burbano, gerenta comercial y de sistemas, buscan zonas de afluencia con problemas de movilidad. Trabajan en lotes o se encargan del estacionamiento de hospitales o hasta el Aeropuerto de Quito. “Es tarifado para regular el uso y se buscan espacios fuera de las vías principales, para no congestionar más”.
Para el experto en movilidad Ricardo Buitrón, Quito no puede ajustarse a los vehículos como eje de la movilidad. Señala que este tipo de problemas nacen del crecimiento del parque automotor y de una falta de cultura ciudadana de respeto al espacio público, pues hay gente que privilegia el uso del auto y lo deja donde quiere.
Agrega que la ciudad no está obligada a ofrecer más plazas para autos sino a mejorar la cobertura del transporte público, con un servicio especial para eventos de alta afluencia.