El rostro de una mujer que sale de un florero es parte del mural que el artista Christian Tapia está pintando en la plaza Benítez y Valencia, en el centro de Quito.
Esta imagen representa a una mujer que habitaba en el Centro Histórico y se dedicaba a adivinar el futuro de sus vecinos, a través de la lectura de cartas.
Lo increíble de su personaje es que el esposo de esta señora llegaba a la plaza y formaba un escenario. Una vez que se abría el telón la cabeza de su esposa salía desde un florero y eso atraía a los curiosos y a personas que se acercaban.
“Este era un acto mágico que quedó grabado en la memoria de los quiteños, sobre todo de los que vivían en el Centro de Quito”, menciona el artista.
Este mural forma parte del proyecto CAMINarte que impulsa el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) para la recuperación de la imagen urbana de varias fachadas, muros y mobiliario urbano de Quito.
En el Bulevar 24 de Mayo
Según la entidad municipal, la ejecución del proyecto se desarrolla las zonas del Bulevar 24 de Mayo, comprendido desde la calle Guayaquil hasta la calle Imbabura, y en el sector La Libertad, sobre las calles: La Libertad, Aguarico y Topatauchi.
Entre los artistas que fueron seleccionados para embellecer a Quito se encuentra Christian Tapia, tiene 38 años. Hace 10 años empezó a plasmar sus sueños en bocetos y después en murales.
Actualmente, sus dibujos forman parte de la categoría “Oficios tradicionales”; los cuales están presentes en las dinámicas sociales cotidianas, en los barrios, casas, plazas, calles; concentradas sobre todo en el Centro Histórico de la capital.
Tapia cuenta que a esta imagen mística de la mujer en el mural también se suman otros dibujos como las bandas de pueblo, monjitas que realizaban el vino de consagrar hace varios años y que está tradición se ha perdido con el tiempo.
Otra obra
En otro mural que también es de autoría de Tapia refleja una imagen que le llamó la atención y es sobre dos personas abrazándose que representa el Centro de Prevención de Adicciones, “los humanos necesitamos desde un abrazo hasta alguien quien nos esté escuchando”, dice.
Esta obra tomará cuatro semanas, el artista empieza su trabajo desde las 10:00 hasta las 18:00. Para el pintor no existe días de lluvia, ni sol, trabaja todos los días. Su objetivo es embellecer el lugar que lo acogió desde pequeño.
El mural tiene 16 metros de largo y cinco metros de alto. El presupuesto es de USD 9 000, que comprende la adquisición de materiales para los murales.
Andrea Cisneros, moradora del sector, considera que el 2022 le ha devuelto la esperanza a esta profesión, ya que tanto colectivos como artistas independientes han plasmado sus ideas en diferentes sectores de la capital. Espera que más murales sean pintados en espacios que involucren el casco céntrico, a fin de que la actividad adquiera mayor difusión.
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