Una imagen la carrera de coches de madera en el barrio Las Casas, en Quito, el sábado 1 de diciembre del 2018. Tres personas resultaron heridas en un accidente. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
¿Se debe mantener la Carrera de Coches de Madera como parte de la agenda de las Fiestas de Quito? El debate surge luego del accidente ocurrido el sábado 1 de diciembre del 2018 en la tradicional competencia de Coches de Madera Jorge Aguilar Veintimilla, que se llevó a cabo en el barrio Las Casas, y que dejó tres personas heridas.
Quien llevó la peor parte fue el conductor de un vehículo. Se trata de un niño de 13 años que perdió el control de su coche, según sus padres tras ser golpeado por otro competidor, y se impactó contra un poste, embistiendo también a dos adultos mayores que presenciaban la carrera.
El pequeño fue trasladado a un hospital del norte de la capital. Tiene un trauma craneoencefálico severo, que le causó dos coágulos de sangre en la cabeza. Además, una una fractura en la órbita de su ojo y una rotura de pómulo, por lo que será necesario realizarle una reconstrucción facial.
En ese tipo de eventos el riesgo siempre está presente, sobre todo, por la velocidad que los vehículos alcanzan. Christian Rivera, director metropolitano de riesgos, asegura que, según el monitoreo que han realizado, los carros de madera llegan a circular a velocidades que alcanzan hasta los 70 y 90 kilómetros por hora durante competencia en las pendientes de Quito.
A esa velocidad, una piedra, un desnivel o una desconcentración pueden resultar fatales. Para tener una idea, el conductor de un vehículo que circula a 50 kilómetros por hora sin cinturón de seguridad, y se impacta, sale desprendido y recibe un golpe similar al de una persona que cae de un tercer piso. Si el vehículo va a 100 km/h, es como se cayera de un edificio de 12 pisos.
La referencia la hace Jesús Gómez, asesor técnico de educación y seguridad vial de Aneta. Precisa que el impacto es peor si se viaja en un coche de madera ya que no se cuenta con una estructura metálica que lo proteja.
Daniel Rivadeneira, médico traumatólogo, señala que en un incidente de ese tipo, dependiendo de la velocidad, pueden presentarse lesiones músculo esqueléticas como laceraciones en la piel, fisuras o fracturas de huesos, traumas craneoencefálicos, hematomas e incluso afectaciones a tejidos blandos. Incluso, podría resultar en la pérdida de la vida.
Rivera asegura que con el pasar de los años, la carrera ha tenido modificaciones, justamente pensando en la seguridad. Se dejó de hacer el recorrido por la calle Mejía, porque tenía condiciones riesgosas para los competidores.
Todos los participantes deben usar protección como cascos homologados, rodilleras, pecheras, protectores de cuello, botas, guantes y ropa especial para disminuir el impacto, en caso de un percance. Sin embargo, Rivera cuenta que algunos de los niños, luego de pasar la revisión, por ejemplo, se aflojan el casco porque aseguran que les incomoda. Por lo que, en caso de un impacto, no los protege.
Se deben colocar vallas para cercar el recorrido y que el público no ingrese a la vía. También, se colocan pacas de heno en la llegada, el sitio en donde más accidentes se suelen registrar. Antes, dice Rivera, los incidentes eran más frecuentes. Había un promedio de 20 heridos cada certamen.
Los accidentes en ese tipo de competencias suelen ser frecuentes. Al colocar en el buscador de Google ‘Accidentes con coches de madera’ se despliegan 47 200 resultados, solo de videos. Hay imágenes de desgracias ocurridas en Baños, Imbabura, Ambato y en otros países como Perú y Colombia.
Según Rivera, la solución no es dejar de realizar el evento, sino más bien mejorar la seguridad tanto del evento como de los participantes, para así reducir los riesgos.