En el quirófano de la Unidad de Quemados del Hospital Carlos Andrade Marín, del IESS, realizan una cirugía de injerto de piel a una persona que sufrió quemaduras. Foto: Cortesía Hospital Carlos Andrade Marín
Desde el 2017, el Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), del IESS, recibe cada mes de tres a cinco pacientes con quemaduras grandes, lo que equivale a una afectación de más del 25% de la superficie corporal.
Lo precisó Marco Martínez, jefe de la Unidad Técnica de Quemados. También dijo que al mes atienden de ocho a 10 niños. Y realizan de 36 a 40 cirugías promedio al mes. Registran 2 200 consultas ambulatorias al año.
El 26 de octubre fue el Día Internacional de la Prevención de Quemaduras. La recomendación es evitar descuidos en el hogar con líquidos hirvientes, que es uno de los accidentes más comunes. También, las quemaduras eléctricas o por químicos y debido a explosiones de tanques de gas, entre otros.
El médico Martínez recuerda la historia de un par de hermanos, una niña y un niño, de 4 y 2 años, que abrieron la puerta del horno de la cocina y se sentaron allí. No se percataron que en una de las hornillas hervía agua, que en segundos les cayó encima.
Pero no solo los menores de edad son vulnerables ante los accidentes. Jorge (nombre protegido) tiene 24 años, nació en el cantón Buena Fe, en Los Ríos. Es uno de los pacientes que llegó al hospital del Seguro Social a inicios de este mes. Sus dos brazos lucen vendados y en una parte de su cuello se ven quemaduras no tan serias.
Todavía muy asustado recuerda que tuvo un accidente de trabajo; se le regó cebo industrial (aceite), que obtienen tras faenar reses y cerdos en una empresa donde trabaja desde hace poco. Hervía a 120 grados de temperatura.
“El aceite me tumbó al piso, me desesperé. Corrí buscando ayuda. El dolor era muy fuerte”, asegura. Ahora está más tranquilo, le han dicho que se está recuperando. Esta semana observarán cómo siguen sus heridas.
En la Unidad de Quemados se ha salvado la vida de personas con más del 90% de afectación corporal, a través de varias técnicas.
Desde el 2016, el hospital cuenta con xenoinjertos, que es piel heteróloga porcina. Eso les brinda la posibilidad de hacer trasplantes temporales (con piel de otra especie). El Jefe de la Unidad de Quemados aclara que no se trata de cualquier cerdo, son animales gnotobiotas, libres de microorganismos.
Esos xenoinjertos se colocan en pacientes con grandes quemaduras, para evitar que se pierdan líquidos y proteínas y, con ello, un shock hipovolémico (hemorrágico).
Martínez acaba de llegar de un congreso en Paraguay, en donde conoció que en Ceará, en Fortaleza, Brasil, ya se está probando con xeoninjertos de piel de tilapia. Trajo algunas muestras.