La crisis económica afectó al mercado inmobiliario y existe mayor disponibilidad de bienes para arriendo o venta en Quito. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
A Cristina Freire, como a muchas personas, la crisis económica la dejó sin empleo. La dificultad de conseguir un nuevo trabajo formal la obligó a poner a la venta el departamento que compró hace cuatro años y por el cual paga un crédito hipotecario.
Adquirió el inmueble, ubicado en el norte de Quito, con sus ahorros, la venta de su vehículo y un préstamo de USD 94 000 a 25 años plazo. Vivió ahí hasta finales de mayo pasado, luego se mudó a casa de sus padres.
En los primeros días de junio publicó anuncios de la venta de su propiedad en redes sociales y páginas web. Durante ese mes hubo pocos interesados. En la única oferta concreta que recibió el valor que proponía el comprador era un 25% menos que el precio que solicitaba. Rechazó la propuesta porque para ella sería una pérdida económica significativa.
Para julio, Cristina decidió ampliar el anuncio y ahora también lo promociona como inmueble para arriendo. Cuenta que fijó el valor del alquiler por debajo del promedio de precios de la zona, con el objetivo de que el bien se arriende pronto.
“Lo hice porque necesito que el departamento ya me genere ingresos. para poder pagar mis gastos personales y el crédito. Si alguien quiere arrendar por menos de lo que pido, no tengo más opción que negociar”, dijo Freire.
La crisis económica y la pandemia del covid-19 están reacomodando los precios de los bienes para la vivienda, comercio y oficinas, según expertos consultados. Las calles y redes sociales son la vitrina de miles de anuncios.
La situación responde a que se redujo la capacidad adquisitiva de las personas, lo que presiona a que las tarifas se negocien hacia la baja. La disminución de valores ronda entre el 20 y 30%, en promedio, dependiendo de la propiedad, según algunos corredores consultados por este Diario.
“Estamos viviendo en un mercado de compradores, los precios están bajando”, comenta Mauricio Calderón, corredor independiente de bienes raíces.
Calderón obtuvo su licencia en Estados Unidos, en el 2007. Experimentó de primera mano la crisis por la burbuja inmobiliaria. Él analiza que en Ecuador el ciclo de prosperidad inmobiliaria, “el mercado de vendedores”, fue entre 2007 y 2015, que coincide con la bonanza económica que tuvo el país.
Los propietarios de bienes señalan que los precios de oferta por sus inmuebles se han reducido del valor en el que los adquirieron, ante la pandemia. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
En el 2007 un departamento en sector la avenida República de El Salvador, zona comercial y financiera de Quito, costaba alrededor de unos USD 35 000; para el 2015 el mismo inmueble se ofertaba en USD 90 000, describió Calderón.
Ahora la realidad es otra y pone en una encrucijada a los propietarios que adquirieron bienes durante en esa época, ya que actualmente reciben ofertas, incluso, por debajo del precio que ellos pagaron.
A esto se suma que por efecto del teletrabajo algunas empresas terminan contratos de arrendamiento de oficinas o locales comerciales, porque ya no requieren de esos espacios. También influye la liquidación de compañías y negocios.
Exhibición y venta de inmuebles cambia por la pandemia
Con un mercado deprimido y las restricciones sociales por la pandemia, las estrategias de ventas se transforman. Firmas inmobiliarias y agentes independientes se valen de videoconferencias, drones, recorridos virtuales y promociones.
A la compañía Inmo Impakto la emergencia sanitaria le generó pérdidas de hasta el 60%. Ante el temor de posibles contagios de covid-19, por parte de propietarios y compradores, la empresa implementó nuevos mecanismos de comercialización.
Por ejemplo, los vendedores visitan los inmuebles y mediante una videollamada indican a los clientes los espacios y detalles de la propiedad. Las negociaciones se realizan por videoconferencia, indica Diego Cerda, director comercial de la firma.
Calderón, por su parte, produce videos y fotografías con drones. La intención es dar a los usuarios una visión integral no solo de la casa o departamento, sino también del conjunto residencial o edificio en donde se encuentren.
Más allá del precio, la nueva normalidad modificó el tipo de bienes que demanda la población.
Departamentos con balcón y ventilación adecuada, casas con espacios que permitan realizar teletrabajo y poder ejercitarse, son algunas de las características más frecuentes que buscan los clientes. “Los bienes deben ser funcionales”, menciona Mauro Maldonado, presidente de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces (Acbir) Pichincha.
Maldonado anota que el futuro del sector inmobiliario y de la construcción no depende únicamente de la recuperación económica del país, sino también de una ágil y menor carga burocrática en el sector público, así como de mejores condiciones para acceder a créditos hipotecarios.
La Acbir promueve un proyecto para que los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) estructuren parámetros de comercialización con porcentajes basados en las proyecciones macroeconómicas del país.