El presidente Rafael Correa ejerció su derecho al voto en la escuela San Francisco de Quito. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
Simpatizantes del presidente Rafael Correa formaron un callejón en el patio de la escuela San Francisco de Quito, en el norte de la ciudad. Cuando llegó, a las 07:59 de este domingo 19 de febrero del 2017, las personas prepararon las cámaras de sus celulares para llevarse un recuerdo de la última vez que el Mandatario vota por candidatos para asambleístas, parlamentarios andinos, vicepresidente. Esta vez debió también sufragar en la elección en la que se decidirá quién ocupará su despacho en el Palacio de Carondelet.
El Presidente confesó, tras salir del aula escolar que empieza a sentir nostalgia, tras 10 años de Gobierno, pero dijo también que está debía ser una jornada de fiesta democrática y de esperanza para el país e hizo un llamado al “positivismo”.
La llegada del Mandatario estaba prevista para las 07:30. Media hora antes, en el recinto electoral ya había personal de seguridad y de comunicación preparándose para recibirlo.
Organizaron a los periodistas y a los simpatizantes para evitar contratiempos cuando Correa llegara.
Un espacio especial se destinó para figuras de Alianza País que lo esperaban. Los primeros en llegar fueron Gustavo Baroja, prefecto de Pichincha y parte del buró de campaña oficialista, junto a la asambleísta Soledad Buendía.
Minutos después se sumó Freddy Elhers, secretario del Buen Vivir. Conforme el revuelo aumentaba, también aparecían más miembros del movimiento. Los candidatos Pabel Muñoz y Marcela Holguín; el asambleísta Virgilio Hernández; la secretaria de Gestión de la Política, Paola Pabón; el canciller Guillaume Long y el secretario de Comunicación, Patricio Barriga esperaron en el patio.
Los simpatizantes intentaban romper el cordón de seguridad y los que lo lograban, pudieron llevar un selfie en el celular, antes y después de que Correa votara.
Los que no lo lograron, gritaron frases como “Correa, amigo, el pueblo está contigo” o la palabra “gratitud”.
Tras 20 minutos en la escuela, Correa salió en medio del tumulto. Se paró en el borde del vehículo tipo 4×4 que lo transportó y se despidió de la gente. El último gesto para la gente: la figura de un corazón entre sus índices y pulgares.