Los únicos dos problemas que tiene el país son los bancos y los banqueros. Para el primer mal el remedio es quitarles las utilidades; para el segundo, reducirles los sueldos; eso sí, tomando como tope límite lo que gana el Comandante porque, finalmente, esa es la única referencia para fijar lo que deben ganar los ciudadanos que están dentro y fuera del Gobierno.
Esta es la percepción que se llevaría un extraterrestre cualquiera que llegue a este País de las Maravillas durante lo que queda de campaña electoral. Y todo gracias a que el Gobierno, que quiere gobernar por siempre, ha logrado posicionar como único tema de campaña electoral el de los bancos y los banqueros.
Y lo está haciendo muy bien. La ley para establecer una carga adicional a las utilidades de la banca ha sido presentada con la idea de que esté en el foco de la discusión durante al menos unos dos meses más. Y si a eso le añadimos el esperpéntico proyecto para que el Estado fije los sueldos de los banqueros, se tendrá como resultado una película donde los buenos serán los justicieros que lucharán para que los banqueros no sigan ganando tanto y los malos serán aquellos que se opongan a esta justísima causa.
No existen otros problemas, a juzgar por lo que se habla en esta campaña electoral.
No hay, por ejemplo, una concentración brutal de poder que ha logrado que todos los poderes se pongan de acuerdo para proteger la corrupción, como en el caso Cofiec o en el fraude de Chucky Seven. No, los únicos problemas a resolver son los bancos y los banqueros.