El CNE está viviendo el tiempo de los simulacros. El domingo pasado se llevó a cabo el primero, el miércoles el segundo, y ayer, el tercero, en un hotel del norte de Quito.
Este último no tuvo la misma envergadura numérica de los anteriores: no procesó miles de actas simuladas. Tampoco la tendrá con los que se vienen el sábado y el domingo, para comprobar el voto electrónico en Santo Domingo de los Tsáchilas y Azuay, respectivamente. Y mucho menos si se compara con el gran simulacro nacional del 9 de febrero.
Pero el de ayer tuvo como novedad la presencia de Tibisay Lucena, la presidenta del Consejo Nacional Electoral de Venezuela. Está en Quito para observar el proceso electoral, pero su trabajo radicará sobre todo en Santo Domingo de los Tsáchilas, porque en las elecciones seccionales del 23 de febrero se usará el sistema de voto electrónico de su país.
Junto a ella y las máximas autoridades del CNE de Ecuador (Domingo Paredes, Paúl Salazar y Roxana Silva), estuvo la delegación de Smartmatic, la empresa que provee el soporte tecnológico, para explicar cuáles son las seguridades que tiene este sistema.
Ante la suspicacias que ha generado la presencia de Lucena y del sistema electoral venezolano, sobre todo con las denuncias de fraude que hubo de parte de los seguidores de Henrique Capriles, quien perdió en las elecciones presidenciales del 14 de abril por un estrecho 1,8%, el presidente del CNE ecuatoriano, Domingo Paredes, calificó su labor como valiente. Quiso recordar además, ante “la injusticia” de algunos medios, y no sin poco fastidio, que para el Centro Carter, “el sistema electoral venezolano es el mejor del mundo”.
Todas esas críticas no inmutaron ayer a Lucena. “No se puede pedir (que crean) como un acto de fe, sino con los hechos que, con respaldo en las auditorías, demuestran las fortalezas del sistema venezolano. Es un proceso que Venezuela ha ido aprendiendo”, dijo la alta funcionria.