Desde 1990, el asunto indígena ha sido uno de los temas políticos más consistentes en el país. Los estudios antropológicos, sociológicos, etnográficas e históricas son constantes sobre este tema.
Ahora, en estos tiempos de mayor tensión con varios levantamientos, uno de los libros interesantes y exhaustivos sobre este tema es el que escribe Carmen Martínez Novo: ‘El desmantelamiento del multiculturalismo: extractivismo y derechos indígenas en Ecuador’.
Editado por Abya-Yala, aborda, en 374 páginas, lo que fue el multiculturalismo: las tensiones para implementarlas durante el neoliberalismo y su retroceso durante el gobierno de Rafael Correa.
La tarea es algo compleja. Los libros académicos siempre tendrán el reto de seducir a los lectores, sobre todo a potenciales lectores. Sin embargo, no puede perder de vista el rigor de la prosa académica.
A pesar de su complejidad, este libro es un aporte para iniciados y no iniciados y así entender este tema de enorme importancia en la vida contemporánea del país.
Es un estudio serio y bien escrito. No se presta a definiciones ligeras sobre términos como neoliberal y posneoliberalismo, como se definió el correísmo. A este lo califica, más bien, como un “extractivismo nacionalista“.
No “todas las políticas neoliberales fueron radical y permanentemente transformados bajo Correa para dar paso a un modelo económico mejor y más justo”, sostiene la autora. Más bien, se trata de una sustitución.
Esta investigación sostiene que “algunos procesos característicos del neoliberalismo, como la reducción y privatización del sector público y la promoción de la globalización y del libre comercio, fueron revertidos y sustituidos por un Estado más fuerte y centralizado, así como por políticas económicas nacionalistas financiadas con los ingresos del petróleo y de otros recursos naturales”.
Aquí radica uno de los problemas; el extractivismo, que fue una de las formas cómo se financiaron los gobiernos de izquierda en el siglo XXI, que tuvieron el propósito de “descolonizar” los países. Pero esas políticas extractivistas iban en contra de todo principio de las comunidades indígenas.
En general, durante los gobiernos de la nueva izquierda latinoamericana, estos “al tiempo que lucharon por financiar sus presupuestos y mantenerse en el poder, desarticularon las formas subnacionales de autonomía, frenaron la redistribución de la tierra, debilitaron las identidades culturales politizadas -que daban fuerza a los movimientos sociales- y revirtieron otros logros fundamentales de la era multicultural”.
Un poco de memoria entre dos constituciones
Recorriendo las páginas de ‘El desmantelamiento del multiculturalismo’, se puede ver que, desde la Constitución de 1998, se reconoció a Ecuador como un nación pluricultural, multiétnica. “Otorgó a los indígenas y afrodescendientes derechos colectivos, “que incluyeron la propiedad comunal libre de impuestos, la educación intercultural bilingüe y el reconocimiento oficial de sus sistemas de organización social y de autoridad. Además, reconoció a los pueblos indígenas el derecho a ser consultados sobre la extracción de recursos no renovables en sus territorios, o a beneficiarse de ella. Asimismo, les otorgó la prerrogativa de recibir una compensación por cualquier efecto negativo”, escribe Martínez Novo.
A su vez, la autora cuenta, como docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), agencias de cooperación europea financiaba un programa de posgrado para estudiantes indígenas de toda América Latina.
“La percepción generalizada en aquel momento era la de una vibrante lucha encabezada por movimientos sociales, una creciente aunque reticente inclusión social y la conquista de nuevos espacios”.
Carmen Martínez Novo nos cuenta que, mientras trabajaba en esta tesis, llegaba al poder Rafael Correa y el cambio vino con una nueva Constitución, la de Montecristi: “Declaraciones de plurinacionalismo, interculturalidad y derechos de la naturaleza llegaron a formar parte del texto constitucional pero el kichwa y otras lenguas no fueron reconocidas en el mismo rango que el castellano; la consulta a los pueblos indígenas respecto de la extracción de recursos no fue vinculante para el Estado; y las circunscripciones territoriales indígenas se organizaron de tal modo que se dificultó su creación. Más importante aún, la constitución centralizó la toma de decisiones en el Ejecutivo y le otorgó absoluto control sobre los sectores estratégicos y los recursos no renovables”, se lee en el libro.
EL libro describe y analiza esta tensa relación entre el Gobierno de la Revolución Ciudadana y los indígenas, el fin de la educación intercultural bilingüe, quizá el capítulo más interesante de este libro, pero también la desarticulación de las organizaciones indígenas, su fragmentación; el uso discursivo del correísmo con el Sumak Kawsay.
El libro tiene siete capítulos, entre los cuales podemos leer La emergencia y desarticulación de la Educación Intercultural Bilingüe, la antropología y los pueblos indígenas, lo que “ser indígena en Ecuador, la ventroliquía, el racismo y la política de la academia decolonial, entre otros.
Sí, es un libro complejo, pero a la vez completo, como para conocer sobre este tema que no ha perdido vigencia y que, en realidad, adquiere mayor fuerza por el protagonismo del sector indígena en la política actual.
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