Carlos Marx Carrasco, director del Servicio de Rentas Internas (SRI)
¿Quién es?
Economista y ex catedrático de la Universidad de Cuenca. Máster en Desarrollo Económico por la Universidad de Andalucía. Actual Director del SRI.
¿Qué hizo?
En 10 meses no ha logrado encontrar un argumento sólido para la nueva reforma tributaria. Eso ha generado incertidumbre en empresas y ciudadanos.
¿Qué dijo?
‘Ecuador es un país grande para conocer y no está bien incentivar el turismo afuera. No creo que se esté golpeando a la clase media o algo por el estilo’.
Durante el transcurso de este año, cada vez que el director del Servicio de Rentas Internas (SRI), Carlos Marx Carrasco, ha hecho públicas sus justificaciones para aplicar un nuevo paquete tributario, ha levantado una polvareda.
En los primeros días de enero, la idea de la reforma (la novena para varios sectores; la cuarta para Marx Carrasco) nació para supuestamente enfrentar la emergencia en el sector de la Salud, que requería USD 406 millones.
En ese entonces, el funcionario desempolvó rápidamente una propuesta que un año antes había sido rechazada y que incluía el aumento del Impuesto a los Consumos Especiales (ICE) a bebidas alcohólicas y cigarrillos y el cobro del 15% de ICE a las llamadas de celular. A eso sumó el gravar con el 12% de Impuesto al Valor Agregado (IVA) a las medicinas. Incluso se mencionó gravar a la comida chatarra, como una medida para “cuidar la salud del pueblo”.
Esas directrices fueron conocidas en un gabinete itinerante realizado en Baeza el 8 de enero. Tres días antes, el funcionario aseguraba tajante: “No me vengan a hablar de inseguridad jurídica”.
Fue cuando nació la conocida frase: “En las próximas horas o días se enviará el proyecto a la Asamblea”, que se escucha a Marx Carrasco cada vez que corrige el borrador anterior y mete al horno un nuevo documento.
El paquete tributario original desencadenó una serie de críticas porque impactaba directamente en los sectores de clase media y populares, lo cual obligó al Gobierno a corregir su plan. Metió en la congeladora la reforma y luego de cuatro meses la volvió a lanzar al público, descartando los impuestos a la comida chatarra, a los celulares y a las medicinas.
En mayo pasado, Marx Carrasco apareció en escena nuevamente con un planteamiento ‘verde’, que incluía el cobro de impuestos destinados a cuidar el medioambiente y cuyos recursos se destinarían a ese sector y a la Salud.
“En las próximas horas o días…”, se volvió a escuchar de su boca, mientras detallaba el nuevo paquete: cigarrillos y bebidas alcohólicas debían pagar más y se sumaba un impuesto ambiental a los vehículos, con pagos que iban desde USD 30 a 5 000 por auto.
Dos semanas después, la promocionada “reforma verde” del Gobierno incluyó una tasa de USD 0,10 por cada funda plástica que se entrega en mercados y supermercados y otra de USD 0,02 por cada botella plástica.
Otra vez, la propuesta causó una ola de críticas de empresas y ciudadanos, que veían un impacto directo a sus bolsillos, especialmente por las fundas y los autos.
Una semana después, cinco ministros y Marx Carrasco ofrecieron una rueda de prensa para dar a conocer, “ahora sí”, la reforma definitiva. En ella se descartaba el impuesto a las fundas, se retocaba la tabla de cobro del impuesto a los autos y se incluía a las motocicletas. Además, se mencionaba por primera vez la revisión más amplia del concepto del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD).
Marx Carrasco aseguraba que el impuesto a los vehículos no impactaba a los ciudadanos, porque la mayoría solo tendría que pagar unos “dos dolaritos mensuales”. Y, por supuesto, mencionó otra vez su ya popular frase del envío de la reforma a la Asamblea.
Ese documento volvió a la refrigeradora debido al desarrollo de la consulta popular. La reforma “verde” tardó en madurar más de lo previsto por el propio Gobierno, quien priorizó el envío de la Ley de Control del Poder de Mercado a la Legislatura.
Pero una vez aprobada esta Ley Antimonopolio, Marx Carrasco volvió al escenario y presentó el paquete tributario en una reunión con empresarios en Guayaquil, el pasado 13 de octubre.
El color “verde” del paquete bajó de tono al conocerse que incorporaba un nuevo pilar de recaudación: el alza del ISD, del 2% al 5. El plan es restringir la salida de dólares por importaciones, transferencias bancarias, viajes, etc.
El ISD se aplica a los consumos que realizan los ecuatorianos cuando viajan al exterior y pagan con tarjeta de crédito, así como a las compras por Internet, donde las tiendas piden que el pago a través de una tarjeta internacional. La tasa también irá para los recursos que los exportadores mantengan fuera por no ingresar al país los dólares fruto de sus ventas.
El proyecto, como ha sido habitual en estos 10 meses, ha recibido una avalancha de críticas. La protesta se ha multiplicado en los últimos días, mientras Marx Carrasco ha minimizado los impactos en la clase media y hasta ha asegurado que se puede viajar y conocer el país en lugar de pasear por otros países. Y claro, también ha dicho que la reforma irá a la Asamblea en las próximas horas o días. Pero hasta ayer no llegaba…