El riesgo país de Ecuador subió en 335 puntos desde que se iniciaron las paralizaciones, lideradas por el movimiento indígena. Pasó de 853 puntos el viernes 10 de junio a 1 188 este jueves 30 de junio, tras el fin de las movilizaciones.
Este indicador mide la probabilidad de que un país no pague sus deudas. Es decir, es el riesgo que tienen los inversionistas en una determinada nación.
Este índice se calcula con base en tres elementos: económicos sociales e institucionales. “Estos tres factores marcan el ritmo de la economía de un país y sirve para evaluar cómo nos ven desde el exterior”, dijo José Rivera, analista de inversiones de Libertex.
El riesgo país se mantuvo en un promedio de 800 puntos durante el primer año de Guillermo Lasso. Es decir, los mercados internacionales miraron al Ecuador como un país dispuesto a pagar sus deudas. También influyó el alto precio del petróleo, ya que los inversionistas saben que va a tener mayores ingresos con los que puede cumplir con sus obligaciones.
Con el inicio de las manifestaciones y la posibilidad de una eventual salida de Lasso de la Presidencia, el riesgo país escaló rápidamente. El martes pasado cuando se rompió el diálogo, el índice llegó a 1 173. Este jueves marcó 1 188.
El impacto de un alto riesgo
Entre las consecuencias de un elevado riesgo están: el acceso a crédito más caro, fuga de capitales y rendimiento más alto de los bonos soberanos.
Una deuda más cara implica un mayor pago de intereses. Este 2022, el Ecuador tiene necesidades de financiamiento público por USD 6 506 millones. Es decir, el país deberá colocar bonos (endeudarse con inversionistas privados) para financiarse. Si decidiera hacerlo en este momento tendría que pagar una tasa de interés de cerca del 15%, “algo inviable”, dijo Jaime Carrera, del Observatorio de la Política Fiscal.
El Estado no es el único perjudicado. Los efectos también alcanzan al sector privado, ya que, si una empresa quiere pedir un préstamo en el exterior para invertir en el Ecuador y generar empleo, tienen que pagar intereses en función del riesgo país, explicó Carrera.
Por su parte, Rivera señaló que la banca privada también se verá afectada, pues al financiarse y buscar liquidez en el exterior deberá pagar intereses de acuerdo con el riesgo país y por ende tasas y condiciones de créditos locales también sufren los efectos.
Fuga de capitales
Cuando sube el riesgo país caen los bonos y con ello sube su rendimiento en el mercado internacional. Es decir, los tenedores de bonos que invirtieron en deuda externa ecuatoriana van a ver con mayor riesgo sus inversiones y buscarán vender los papeles en mercados secundarios. Los nuevos actores perciben esta inestabilidad del país y pagarán más baratos esos bonos, pero recibirán el mismo monto por los intereses.
“Por ejemplo, un bono de 100 lo venderán en 90, pero el Ecuador seguirá pagando el interés sobre los 100 al nuevo inversionista”, explicó Rivera.
Un elevado riesgo país también impulsa la salida de capitales. Los inversionistas buscan sacar el dinero del país, ya que en otras naciones tendrán mayor rendimiento y más seguridad, es decir también aleja a los inversionistas.
El camino a la recuperación
Oswaldo Landázuri, analista económico, señaló que la única forma de bajar este índice es con la estabilidad del país. “Y esa estabilidad se debe construir de una manera consensuada. Es ahí donde el gobierno tiene una tarea muy importante”, señaló.
Para el analista, la mesa de diálogo, que se va a iniciar entre el gobierno y la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), debe generar una agenda país que le dé una certeza a los inversionistas. Además, agregó que es muy importante que en las conversaciones se vaya a abordar el tema de la focalización de los subsidios.
“Yo he propuesto una agenda que promueva el canjear inversión por subsidios. Es decir, que mientras se vaya focalizando, se pueda seguir liberando recursos para invertir en salud, educación, vialidad en el sector rural”, dijo Landázuri.