Sergio Arcos perdió sus cuatro hectáreas de tomate de árbol con certificación Fitosanitario de Exportación hacia Estados Unidos. Él se convirtió en 2018 en uno de los pioneros de la parroquia Chiquita (Pelileo) en enviar su producto al extranjero.
Fueron 250 kilos de tomate de árbol que exportó a Norteamérica. Desde entonces, la demanda fue incrementándose hasta llegar a los 3 000 kilos cada 15 días. Eso motivó a otros agricultores a dedicarse a este tipo de cultivo como una buena alternativa económica.
Arcos utilizaba productos de sello verde y controlaba la mosca de la fruta a través de trampas con el apoyo de los técnicos de la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad). Todo ese proceso le tomó más de dos años y una inversión superior a los USD 5 000 por cada hectárea. Pero a fines de 2020 e inicios de 2021 comenzaron los problemas para los productores.
Las plantaciones de tomate de árbol empezaron a tener afectaciones. Las hojas y copas de los árboles de esa fruta cambiaron de tono; se tornaron morados.
Arcos pensó que los cultivos de sus vecinos tomaron ese color por causa de una mala aplicación de algún producto químico y se descuidó. En dos semanas, sus 2 000 plantas de tomate estaban afectadas de igual forma.
Perjuicios a los agricultores
Mónica Morales, una de las afectadas, le contó que la mosca de la paratrioza estaba destruyendo los cultivos. Él desesperado buscó información y acudió a las casas de agroquímicos. Aplicó varias fórmulas que le enviaron, pero ninguno resultó. El cultivo se secó y perdió USD 20 000 en su huerto.
La enfermedad terminó con otras 80 hectáreas de tomate en esta zona. También se regó en los valles y montañas de las parroquias García Moreno, La Matriz, Huambaló y El Rosario.
En los terrenos donde crecían las grandes extensiones del tomate de árbol ahora se levantan invernaderos. Los agricultores se dedicaron a producir tomate riñón. Además, alfalfa y hortalizas que comercializan en los mercados mayoristas de Pelileo y Ambato.
Otro grupo de agricultores prepara el terreno para un nuevo cultivo: el aguacate de la variedad Hass para exportación.
César Martínez, responsable del Programa de Fruticultura del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) de la Sierra Centro, realiza un seguimiento de la enfermedad en la región central.
El investigador explicó que el problema se inició en Carchi e Imbabura en 2017. Ahí se destruyeron 900 hectáreas. Luego avanzó a Pichincha, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar y Azuay.
La paratrioza es un insecto (especie de mosca) conocido como Bactericera cockerelli. Este coloca los huevos en el envés de las hojas y cuando eclosionan en forma de ninfas y se alimentan de la savia inyectan una toxina en la planta. Esa provoca trastornos fisiológicos que afectan el desarrollo y rendimiento de la planta como el cambio de coloración de las hojas y brotes hasta causarle la muerte. Una mosca puede poner hasta 500 huevos en su ciclo de vida.
Estudio de la enfermedad
El Iniap, a través del Departamento de Protección Vegetal, inició un estudio para entender la epidemiología de la enfermedad. Se busca conocer el comportamiento e implementar medidas de manejo controlado para la punta morada en el tomate de árbol y la papa. Tras una serie de investigaciones con diversos productos determinaron que al insecto de la paratrioza se lo podía combatir eliminando las partes afectadas con podas permanentes, el riego y el uso de productos fitosanitaria amigables con el ambiente.
Martínez armó un plan de manejo seguro con la aplicación del 0,5% de caldo bordelés neutralizado en una primera aplicación.
También el aceite agrícola en igual porcentaje durante cinco sesiones en un intervalo de cinco días cada uno. Estos pasos se aplican en los cultivos de Patate, Píllaro, Ambato, Baños, Penipe con resultados positivos. “Hay que hacer tres aplicaciones cada cinco días. Eso elimina el ciclo de vida biológico de la Bactericera cockerelli. El costo es económico”.
También en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Técnica de Ambato se desarrollan estudios. El director de tesis Hernán Zurita y la estudiante Joselyn Ojeda efectuaron ensayos usando productos naturales como ají, ajo, jengibre y otros para controlar a esta mosca que afecta a los cultivos de Sergio Arcos y otros agricultores.
Controles
En la investigación de tesis de grado de la UTA se usó un equipo de termonebulizador para generar gotitas ultrafinas de un diámetro de uno a 50 micrones. Los extractos vegetales naturales de ají, ajo y jengibre fueron vaporizados en la máquina creando una especie de niebla visible que fue aplicada a las plantas de tomate de árbol infectadas con las ninfas.
Tras varias aplicaciones semanales con las fórmulas desarrolladas con esos alimentos, en concentraciones del 5% al 15%, se logró controlar el 100% de la enfermedad.
En el Iniap, los investigadores del departamento de Protección Vegetal trabajan con nuevas líneas genéticas de tomate de árbol. El objetivo es tener accesiones y materiales resistentes a las plagas y a las enfermedades.