El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció su intención de aplicar aranceles del 25% a los vehículos que no sea fabricados en esa nación.
También, habló de aranceles para partes y transmisiones de los automotores.
Países como México, Canadá, China y los fabricantes de la Unión Europea han mostrado su preocupación por esta medida, que entraría en vigencia desde abril.
Según el presidente Asociación Latinoamericana de Distribuidores Automotores (Aladda), Genaro Baldeón, esta decisión tendrá un impacto significativo en el sector automotor global.
Los aranceles afectarán a la economía de los países exportadores, a los fabricantes de vehículos y autopartes localizados o no en Estados Unidos.
También, incidirá en el empleo asociado a la industria automotriz global y a los consumidores estadounidenses.
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El tamaño del mercado automotor estadounidense
Baldeón señala que el mercado automotor estadounidense requiere de 16 millones de vehículos livianos al año para cubrir sus requerimientos.
De esa cantidad, el 54% se fabrica en Estados Unidos y la diferencia se importa de México, Corea del Sur, Japón y Canadá.
Para Baldeón, en el corto plazo, los consumidores estadounidenses enfrentarán un aumento de precios, ya que los fabricantes deberán absorber o trasladar el costo del arancel al consumidor final. “Esto reducirá la competitividad de los modelos importados y afectará directamente el mercado global”.
La afectación a México
El Presidente Asociación Latinoamericana de Distribuidores Automotores indica que México es el más afectado porque es el principal proveedor automotor de EE.UU., con 2,3 millones de unidades exportadas anualmente. Además, sus líneas de producción orientadas exclusivamente al mercado estadounidense.
El 57% de la producción automotriz mexicana tiene como destino a Estados Unidos.
La medida afectará la competitividad de la industria automotriz de Norteamérica, que se encuentra altamente encadenada, poniendo en riesgo empleos y afectando las inversiones en nuevas plantas, dice Baldeón.
¿Qué pasará con los fabricantes asiáticos y europeos?
Los fabricantes asiáticos y europeos sufrirán un impacto considerable debido a su alta dependencia del mercado estadounidense.
Japón y Corea del Sur tienen a EE.UU. como uno de sus principales destinos de exportación automotriz, destaca Baldeón.
Según él, en el caso europeo, el mercado estadounidense representa el 6% de su producción; sin embargo, las plantas de vehículos de marcas europeas y asiáticas localizadas en Estados Unidos se proveen de autopartes fabricadas en diversas partes del mundo, que resultarán afectadas por loe nuevos aranceles.
“Marcas con fuerte presencia en Norteamérica están evaluando sus estrategias de producción y precios”.
¿Cómo puede afectar o beneficiar a Latinoamérica?
La imposición de aranceles en Estados Unidos podría llevar a los fabricantes a diversificar sus destinos, con efectos sobre la ampliación de la oferta y los precios en algunos países, explica Baldeón.
“En ese contexto, algunas economías podrían considerar medidas de protección a su industria local”.
Las medidas arancelarias y una guerra comercial puede tener severos impactos en la economía global y en países que dependen dependen fuertemente del comercio exterior.
Según Baldeón, los aranceles condicirán a una inflación en el mercado norteamericaano y a un golpe en las economías con fuertes vínculos en su comercio con Estados Unidos.
“En este contexto, una desaceleración o recesión de la economía mundial podría tener un fuerte impacto en las exportaciones de materias primas y bienes de consumo de países como el Ecuador”.
Según Baldeón, en el mercado automotor y a mediano plazo, el encarecimiento de la manufactura en EE.UU. se traducirá en precios más altos para los vehículos importados desde ese país.
“Esto podría reducir la oferta de modelos estadounidenses en Ecuador, que hoy tienen una participación muy reducida, que gira en torno al 1%”.
Los aranceles a las piezas de automóviles
La aplicación de aranceles afecta también a motores, transmisiones y otros componentes esenciales. La industria automotriz opera con una cadena de suministro global, los fabricantes estadounidenses también enfrentarán mayores costos, ya que muchas de estas piezas provienen de Asia, México y Europa.
Aunque los vehículos ensamblados en EEUU tienen un alto porcentaje de componentes de norteamérica, el encarecimiento de partes importadas afectará la estructura de costos, lo que podría traducirse en precios más altos para los consumidores y una menor competitividad de la producción local.
Trasladar las fábricas a EE.UU
Las inversiones en la industria automotriz son decisiones de largo plazo, que requieren estabilidad y previsibilidad en las políticas económicas y comerciales, dice Baldeón.
La medida de Trump y la falta de certidumbre sobre el mantenimiento o cambio de la política dificulta la toma de decisiones estratégicas y puede retrasar nuevas inversiones. Además, establecer una fábrica en EEUU implica costos elevados en infraestructura, mano de obra y logística, explica el representante gremial.
Fabricación y venta de vehículos en Latinoamérica
El mercado automotor en Latinoamérica experimentó una recomposición en las preferencias de los consumidores, asegura Baldeón.
La demanda se inclinó cada vez más hacia los SUV, desplazando a los automóviles tradicionales. Además, la oferta se diversificó con una creciente penetración de marcas chinas, que en mercados con mayor apertura comercial como los de la Costa del Pacífico, Centroamérica y Uruguay, ya superan el 30 % de participación, agrega Baldeón.
En países con una política industrial más restrictiva, como Argentina y Brasil, la alta protección arancelaria limitó la entrada de nuevos jugadores, favoreciendo a la producción local.
“Sin embargo, la intensa competencia global, especialmente impulsada por China, sigue redefiniendo la industria, obligando a las marcas tradicionales a adaptar su estrategia de producto y precios”.