En Ecuador, la informalidad laboral sigue siendo un desafío. Según la Encuesta Nacional de Empleo, publicada este 23 de abril de 2025 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en marzo del 2025, más del 50% de trabajadores se encontraba en el sector informal de la economía ecuatoriana.
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Ese mes, el 55,5% de la población con trabajo estaba en el sector informal, mientras que el 40,6% tenía empleo formal. El resto trabajaba en servicio doméstico o que no se pudo clasificar.
La cifra representa un incremento frente al febrero de 2025, cuando el 52,4 % de trabajadores se encontraba en la informalidad.
Según el informe del INEC, el empleo informal en Ecuador incluye a personas que trabajan en negocios pequeños, con menos de 100 trabajadores y sin Registro Único de Contribuyentes (RUC). En cambio, el empleo formal se da en empresas registradas y legalmente constituidas.
Otros datos de empleo en Ecuador
Asimismo, el informe detalla que solo el 35,3% de los trabajadores tenía un empleo adecuado en marzo de 2025. Esto significa que más del 64% de la población ocupada se encuentra en el subempleo, otro empleo no pleno y empleo no remunerado.
El subempleo afecta al 20,9% de los trabajadores, mientras que un 22,7% se mantiene en empleos no plenos. Además, el 12,2% de la población ocupada trabaja sin recibir remuneración alguna.
Estas cifras reflejan que millones de ecuatorianos no cuentan con ingresos estables ni acceso a derechos laborales básicos como la seguridad social o un salario digno. El fenómeno se agrava en el área rural, donde el empleo adecuado apenas alcanza el 17,1%, mientras que en las ciudades es del 26,5%.
En cuanto a género, la brecha también persiste. Solo el 28,3% de las mujeres ocupadas tiene un empleo adecuado, frente al 38,2% de los hombres. Esta diferencia pone en evidencia la desigualdad en el acceso a empleos de calidad.
El 93% del empleo en Ecuador es generado por el sector privado. Sin embargo, la mayoría corresponde a trabajos por cuenta propia, jornaleros o ayudantes no remunerados, que representan las formas más frágiles de empleo.
Aunque la tasa de desempleo se mantiene baja, en 3,3%, el verdadero desafío está en mejorar la calidad del empleo y reducir la informalidad que afecta a la mayoría de la fuerza laboral del país.