El nombramiento de tres ministros de Agricultura y Ganadería (MAG) en menos de un año de Gobierno es la cara visible del problema en el sector agrícola.
Inconvenientes como el contrabando de arroz, el bajo precio de la caja de banano o las enfermedades en varios cultivos son urgentes en la agenda de Guillermo Lasso.
Para Gonzalo Gómez, especialista en agronegocios y miembro del Foro Agropecuario Ecuatoriano, la principal razón para la actual crisis se debe a que no se han logrado resolver los nudos en torno a la rentabilidad de los cultivos.
Explica que la fijación de los precios de los productos no asegura que la gente que trabaja en el campo reciba los suficientes ingresos. No se garantiza, dice, la estabilidad de sus negocios y tampoco la innovación en tecnología para mejorar su producción. Y lo ejemplifica con el caso del arroz.
A mediados del 2021, a pocas semanas de la llegada del nuevo Gobierno, el gremio presionó al presidente Lasso. Pidió un incremento en los controles contra el contrabando en el sur del país. Perú es un fuerte competidor para los productores locales.
En el último lustro, su Programa Nacional de Arroz se enfocó en mejorar sus cultivos con sostenibilidad y mejoramiento genético.
Esto ha influido en que los cultivos en la zona costera tengan un rendimiento de 10,6 toneladas por hectárea en promedio en 2021.
Los datos son del Observatorio de las Siembras y Perspectivas de la Producción de Arroz del Perú, que sugieren que son casi el doble que el nuestro.
El área cosechada en Ecuador es de 340 281 hectáreas, que generaron 1 504 214 toneladas de arroz en 2021, según el MAG. En el área peruana, que tiene 369 927 hectáreas, se obtuvieron 3 081 826 toneladas del cereal ese mismo año.
Con más arroz disponible, los productores de ese país encontraron mecanismos para ubicar sus granos en el mercado ecuatoriano. El precio por quintal del producto peruano varía entre USD 15 y 20, casi USD 10 menos que el grano nacional.
El experto agrícola y excoordinador del MAG, Xavier Valencia, considera que la falta de despunte de este sector es la consecuencia de una serie de aspectos, entre esos el consumo.
Esto se refleja en las compras minoritarias con un efecto en la merma de la siembra en el período posterior. Al ser un cultivo que puede dañarse por la concentración de humedad, los productores buscan colocarlo pronto en el mercado. Y en esas circunstancias se vuelven el ‘blanco’ de la intermediación, “que paga precios irrisorios”, dice el analista.
Afectación a otros cultivos
En el último año, las dificultades que ha enfrentado el arroz también se manifiestan en otros productos de ciclo corto.
De acuerdo con el Reporte de coyuntura Sector Agropecuario, elaborado por el Banco Central en diciembre del 2021, “el cultivo de cebolla colorada presentó cifras negativas, luego de cuatro períodos de crecimiento, debido a que los rendimientos fueron menores”.
La falta de tecnificación no es el único desafío para el agricultor ecuatoriano. La guerra y las enfermedades son dos frentes en los que han debido trabajar paralelamente los bananeros.
El conflicto entre Rusia y Ucrania provocó una caída en las exportaciones. La producción se acumula en el mercado nacional porque no se puede enviar a esos dos países y otros de la región.
El agrónomo Ronald Moreno asegura que los bananeros históricamente enfrentan problemas de asociatividad. El hecho de no estar tan organizados, en lo que se conoce como unidades de producción agropecuaria, los vuelve menos competitivos.
Si se agrupan, sus costos de producción son menores, se vuelven atractivos para créditos bancarios y para proyectos con valor agregado. Logran, incluso, certificaciones ambientales para exportar por su propia cuenta, asegura.
En el país, 88,2% de personas del sector agrícola tenía empleo inadecuado, el 10,6% adecuado, el 0,1% no clasificado y el 1% estaban desempleados. En total, ellos representan el 30,4% de la población económicamente activa, según los datos del INEC.
El reto de ser sostenibles
Para la analista agroeconómica Valeria Cedeño, la crisis agrícola solo puede resolverse con inversiones innovadoras. “Mientras que los grandes jugadores del sector han implementado tecnologías avanzadas para enfrentarse al cambio climático o a las plagas, los pequeños productores todavía subsisten con técnicas muy rudimentarias para producir en sus terrenos”, comenta.
A criterio de Cedeño, los USD 5 000 que actualmente ofrece BanEcuador con el Crédito de las Oportunidades “es una solución que no garantiza que el agricultor invierta el dinero en modelos sostenibles de producción”.
Precisamente, la producción verde es uno de los principales desafíos que el Ecuador tiene para seguir estando presente en los mercados internacionales.
En el reciente lanzamiento del proyecto Camino a la Reactivación del Ecuador Agroalimentario (Crea), Inmaculada Montero Luque, consejera comercial de la Delegación de la Unión Europea, señaló que el país deberá adaptarse rápidamente a la normativa europea de sostenibilidad.
De esa manera, productos como el banano y el cacao van a seguir teniendo un espacio en sus estantes. Este bloque comercial fue el tercer destino de las exportaciones no petroleras ecuatorianas, con USD 991 millones en el período enero-marzo 2022.
En medio de un sector inestable, el cacao se convirtió en la mejor muestra de que la innovación mejora la producción en el campo.
En 2019, el país presentó la Agenda Nacional de Cadmio en Cacao, un instrumento que prácticamente apareció tras la propuesta de la Unión Europea de reducir la presencia de este metal en los productos que van a su región.
El nuevo marco normativo obligó a que el Ecuador se convirtiera en un referente regional en las exportaciones de cacao bajo en cadmio. Esto fue posible por un trabajo entre la academia, el pequeño productor y las empresas.
Este Diario esperaba una respuesta del MAG sobre la situación del agro. Pero no fue posible hasta el cierre de esta edición.