El papa Francisco falleció el lunes 21 de abril de 2025 a los 88 años. Su última voluntad no fue descansar bajo la Basílica de San Pedro, como la mayoría de sus predecesores, sino junto a la imagen que marcó su vida espiritual: la Salus Populi Romani.
Este ícono bizantino de la Virgen con el Niño está en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Francisco la visitaba antes y después de cada viaje apostólico y, tras su hospitalización en marzo de 2024, fue el primer lugar al que acudió a rezar tras recibir el alta.
“Fió su pontificado a la Virgen”, explicó el Vaticano, confirmando que el Papa será sepultado en una pequeña capilla de esta basílica mariana.
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¿Qué es la Salus Populi Romani?
La Salus Populi Romani (Salvación del Pueblo Romano) es una de las vírgenes más queridas de Roma. Se trata de una imagen bizantina que representa a la Virgen María con el Niño Jesús sobre un fondo dorado. La tradición dice que fue pintada por san Lucas Evangelista, patrón de los artistas.
Durante siglos, los romanos la han venerado como protectora en tiempos de crisis. Y Francisco hizo de ella el centro espiritual de su papado:
- La visitó al amanecer, al día siguiente de su elección como Papa en 2013.
- La llevó simbólicamente al centro del mundo durante la pandemia: el 27 de marzo de 2020 fue expuesta en la Plaza de San Pedro, junto al crucifijo de San Marcelo.
- En marzo de 2024, tras más de un mes internado por problemas respiratorios, pidió ser llevado directamente a rezar ante ella.
Santa María la Mayor: la basílica del milagro
La Basílica de Santa María la Mayor, donde se encuentra este ícono, es uno de los templos más antiguos del cristianismo. Se ubica en la colina del Esquilino, en Roma, y fue construida tras lo que la tradición considera un milagro:
En el año 352, la Virgen se apareció en sueños al papa Liberio y a una familia patricia romana. Les dijo que haría nevar en el sitio donde debía construirse una iglesia en su honor.
A la mañana siguiente, el 5 de agosto, en pleno verano, amaneció nevada la colina. Allí nació Santa María la Mayor.
Cada año, ese milagro se conmemora lanzando pétalos blancos desde el techo del templo durante una solemne liturgia.
Aunque ha sufrido remodelaciones, la basílica conserva su estructura paleocristiana y su identidad sagrada. Es una de las cuatro basílicas papales, junto con San Pedro, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros.
Un templo con herencia hispánica
Santa María la Mayor también guarda un fuerte vínculo con la historia española. El papa Alejandro VI (1492-1503) ordenó su magnífico artesonado con el primer cargamento de oro traído de América, por decisión de Isabel La Católica.
Desde entonces, los monarcas españoles ejercen el título de protocanónigos honorarios del templo. En 2018, el rey Juan Carlos I y la reina Sofía visitaron la basílica. A la entrada del templo se alza aún una estatua del rey Felipe IV, benefactor del lugar.
En 1953, el papa Pío XII reconoció oficialmente estos privilegios en la bula Hispaniarum Fidelitas.
El último gesto de humildad de Francisco
Con su elección, Francisco deja un mensaje claro: devoción, cercanía y sencillez. Su sepultura en Santa María la Mayor —junto a la Virgen y no en la cripta de los grandes papas— refleja la espiritualidad que marcó sus más de 12 años de pontificado.
No habrá triple ataúd, monumento ni cortejo solemne. Solo un féretro sencillo, bajo el ícono que protegió a Roma durante siglos… y al Papa argentino, hasta el final.
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