Laura (nombre protegido), una profesora en un instituto educativo de Navarra (España), fue suspendida sin sueldo por no usar mascarilla al momento de impartir clases a los estudiantes. Así lo informa este viernes 17 de diciembre del 2021 el medio local ABC.
¿Por qué la maestra no usó mascarilla en el aula? La docente explicó sus motivos al rector de la institución en una carta. Ahí dice que enseñar por horas con la nariz y la boca cubiertas le provocaba afecciones a su salud como dolores de cabeza, náuseas, dolor de estómago y ganas de llorar constantes.
Sin embargo, estos malestares, dice, desaparecían cuando llegaba a su casa y se desprendía de la mascarilla.
Ante esta situación, la maestra acudió con un médico para recibir un tratamiento farmacológico y presentó dos artículos de la Ley Foral para eximirse de usar el cubrebocas que, según la carta, le permitiría salvaguardar su “salud” y “actividad docente”.
No obstante, esto provocó que reciba “acoso y presión” por la Dirección e Inspección, afirma Laura. Incluso la Consejería de educación del instituto le abrió dos expedientes disciplinarios “por su negativa a portar en clase la mascarilla que el profesorado navarro debe llevar”.
El uso de la mascarilla es una de las recomendaciones que ha insistido la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir la propagación del covid-19.
“Deben utilizarse como parte de una estrategia integral de medidas para suprimir la transmisión y salvar vidas”, dice la OMS. Sin embargo, añade que “el uso de una mascarilla por sí sola no basta para proporcionar una protección adecuada contra el-19”.
Por ello, la Organización recalca que “si el covid-19 se propaga en su comunidad, cuídese adoptando algunas precauciones sencillas, por ejemplo, manteniendo el distanciamiento físico, llevando mascarilla, ventilando bien las habitaciones, evitando las aglomeraciones, lavándose las manos y cubriéndose la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo al toser. Consulte las recomendaciones de su lugar de residencia y trabajo. Todas las medidas son necesarias “.
Esta es la carta completa que la docente envió al instituto:
“Estimados compañeros:
Mediante la presente misiva, me gustaría dar a conocer una serie de sucesos acontecidos en nuestro centro; sucesos todos ellos que han hecho menoscabo en mi salud, en mi situación laboral y en el alumnado.
Es por todos conocido que el covid-19 ha trastocado toda la enseñanza desde 2020. Durante el curso pasado, una vez concluido el confinamiento, se nos permitió volver a los centros de enseñanza bajo una serie de medidas sumamente estrictas; entre ellas se encontraba la obligatoriedad de llevar mascarilla. Ni qué decir tiene -porque todos experimentamos esta situación-, cuán duro y penoso es impartir clase teniendo puesta en la cara una mascarilla. Precisamente eso es lo que sufrí a lo largo de todo el curso anterior: dolor de cabeza persistente, náuseas, dolor de estómago, ganas de llorar, tristeza e irascibilidad. Sin embargo, todos esos síntomas desaparecían una vez llegaba a casa y me quitaba la mascarilla. Así, después de acudir a consulta médica para iniciar un tratamiento, en abril me acogí a la Declaración responsable para eximirme del uso obligatorio de mascarilla, recogido en la Orden Foral 34/ 2020 de 15 de julio de 2020.
Durante este curso, como la situación persistía, al amparo de la ley, salvaguardé mi salud y mi actividad docente y me acogí a lo que dispone la excepción recogida en el punto 8 de la ORDEN FORAL 40/2020, de 28 de agosto. Todo ello dando entrada en el registro al escrito preparado para tal efecto.
A partir de ahí, la tónica ha sido el acoso y presión ejercidos sobre mí por parte de dirección e inspección. Todo ello ha derivado en la incoación de un expediente notificado por Resolución, en el que queda de manifiesto su carácter arbitrario, ya que no se menciona el incumplimiento u omisión de ninguno de mis deberes como funcionaria del cuerpo de profesores de Enseñanza Secundaria, cargos por los que se me acusa. Los deberes del funcionario se recogen en el artículo 56 del Estatuto del Personal de las Administraciones Públicas de Navarra, DFL 251/1993 de 30 de agosto. Así pues, ello ha motivado la solicitud por mi parte del archivo del expediente, cursado mediante registro.
Ante este procedimiento, la respuesta ha sido inmediata: la suspensión cautelar de empleo.
Ahora, en esta deplorable situación, quiero dirigirme a vosotros con una serie de reflexiones: no entiendo en absoluto esta situación de indefensión, ya que ¿cuántos niños y adolescentes han enfermado?
¿Cuántos jóvenes han fallecido a causa del covid 19?
¿Cuántos adolescentes están hospitalizados?
Viendo cuál es la situación, solo cabe decir que han descuidado por completo la docencia y la educación, junto con nuestro quehacer diario en las aulas. La educación ha sido abandonada.
Ninguno de nosotros merece esto; ni docentes ni alumnado.
Basta ya. Es hora de terminar con esta pesadilla”.