Nigel Malt, de Norfolk, Reino Unido, atropelló a Lauren, su hija de 19 años, en medio de lo que los testigos describieron como un episodio en el que estaba “consumido por la ira”, el 23 de enero de este año. El juez lo declaró culpable de asesinato.
La joven vivía en una vivienda con sus hermanos y su mamá, quien se había separado de Malt, de 44 años, hacía ya tiempo y, de hecho, había logrado que el hombre estuviera en prisión después de agredirla físicamente. Sin embargo, Malt logró quedar en libertad bajo fianza.
Según las investigaciones, Malt atropelló a su hija una vez y después pasó el carro de nuevo sobre su cuerpo. “Después de haberla tirado al suelo, él lanzó su carro sobre ella. Se detuvo y luego condujo el automóvil hacia adelante nuevamente”, comentó Andrew Jackson, el fiscal del caso ante el Tribunal de Norwich.
Después de cometer el crimen, el hombre decidió llevar a Lauren al hospital, pero al llegar fue declarada muerta.
La investigación que se realizó sobre las heridas del cuerpo de la joven revelan que, efectivamente, murió a causa de los traumas físicos que le generó en el cuerpo ser “aplastada” por el carro de su padre
Antes del asesinato
Por lo que reporta la familia de la joven, Malt era un hombre violento, lo cual fue una de las razones por las que la madre de Lauren se había separado.
De hecho, el día del asesinato, el hombre había llamado más de 15 veces a la casa de su expareja, Karen Malt, sin obtener respuesta.
Por los registros telefónicos se puede deducir que únicamente la última llamada fue contestada, probablemente por Lauren, y después de eso Malt se dirigió a esa vivienda.
Al llegar, inició una pelea con la actual pareja de la mujer, a quien amenazó con una palanca. Sin embargo, después de que no pudo descargar su ira en la nueva pareja de su exesposa, pasó el carro por encima de su hija.
Debido a esto, el juez del Tribunal de Norwich lo encontró culpable del asesinato de Lauren Malt, aunque todavía se está a la espera de la sentencia.