Las momias estaban listas en 70 días. Entonces los cuerpos de los muertos cobraban inmortalidad. Esta tardó 30 años e intenta revivir. Encerrada en un sarcófago, disfrazado, mantuvo a Egipto silencioso hasta que el dominó que empezó en Túnez lo contagió.
En las calles son millones los que no quieren saber de falsas promesas. Ahora dice que se retira pero ya nadie le cree.
Ni siquiera en la Casa Blanca creen en su palabra. No fue capaz de construir un sistema para llevar al Egipto del nacionalismo de Nasser hacia la democracia. Ahora el sarcófago como cascarón se rompe.
El peligro: que despierten fundamentalismos y tiemble Oriente Medio. En otros lares algunas momias se alistaban para 300 años pero hoy ponen sus barbas en remojo, antes de irse como para El Cairo.