Agencia EFE
Desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha insinuado la posibilidad de que Canadá se convierta en el estados 51 de EE.UU.
Este planteamiento surge a raíz de su política arancelaria, que impone un 25% de gravámenes a las exportaciones canadienses, afectando significativamente la economía del Canadá.
El primer ministro Justin Trudeau intentó frenar la crisis reuniéndose con Trump en su residencia de Mar-a-Lago, donde el mandatario estadounidense planteó que la mejor solución para evitar las tarifas sería la anexión de Canadá a EE.UU.
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La historia de la amenaza de anexión
El debate sobre la anexión de Canadá no es nuevo. A mediados del siglo XIX, tras la guerra contra México, EE.UU. también consideró la idea de absorber las colonias británicas de Norteamérica.
La posibilidad era real debido a que el Reino Unido veía estas colonias como una carga militar y económica.
Como respuesta, las colonias británicas se unieron en 1867 para formar la Confederación Canadiense, con el objetivo de fortalecer su posición frente a la expansión estadounidense.
Comparaciones entre Trump y McKinley
Historiadores han trazado paralelismos entre Donald Trump y William McKinley, presidente de EE.UU. a finales del siglo XIX, quien impuso un 50% de aranceles a las importaciones.
Durante su mandato, McKinley también centró su política en la expansión económica y territorial, culminando en la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898.
McKinley logró que EE.UU. obtuviera Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, consolidando su poder en el escenario internacional.
Trump, al aludir a este modelo, parece sugerir que una presión similar podría resultar en la absorción de Canadá.
Consecuencias económicas y políticas
Si EE.UU. impone aranceles del 25 % a las exportaciones canadienses, la economía de Canadá se vería seriamente afectada, ya que el 70 % de sus exportaciones tienen como destino el mercado estadounidense.
En este escenario, la presión sobre el gobierno de Justin Trudeau aumentaría, generando inestabilidad política y económica.
Trump ha utilizado el argumento de la “fuerza económica” para sugerir que Canadá es un país incapaz de defenderse solo ante amenazas como Rusia y China.
Esto ha provocado reacciones de rechazo en la opinión pública canadiense, que ha respondido con un resurgimiento del patriotismo y una reafirmación de su soberanía nacional.
La reacción de los canadienses
El temor a una anexión forzada ha incentivado un renovado sentimiento nacionalista en Canadá.
Según el historiador Andrew Johnston, profesor de la Universidad Carleton de Ottawa, la historia se repite: en 1867, la presión de EE.UU. incentivó la creación de Canadá como nación independiente; hoy, las amenazas de Trump podrían generar una nueva era de reafirmación nacional.
Mientras las tensiones políticas aumentan, el futuro de la relación entre Estados Unidos y Canadá sigue siendo incierto. Sin embargo, la oposición a la idea de anexión se ha consolidado, y el gobierno de Trudeau busca estrategias para blindar su economía y fortalecer sus lazos con otras potencias internacionales.