Menores marroquíes sin techo inquietan a las autoridades de París

La calle es su casa y la delincuencia su cotidiano: en la Goutte d'Or, un barrio popular de París, la presencia de grupos de jóvenes marroquíes sin techo y a menudo drogados, inquieta a los residentes y a las autoridades.

Son las doce del día. Una docena de jóvenes erra en una lavandería. El paso de un grupo de turistas asiáticos, que busca la basílica del Sagrado Corazón en Montmartre, hace saltar a un adolescente que se acerca para pedir con gestos de las manos un cigarrillo e intenta hacer caer a uno de los hombres antes de huir.

“A veces son muy amables, vienen a pedir monedas, a veces agreden”, lamenta Mehdi, un comerciante del barrio. “Están drogados desde la mañana, apenas logran estar parados. ¡Algunos tienen doce años!” , se exclama.

Este tipo de escenas es corriente en las calles de este barrio en donde menores marroquíes comenzaron a aparecer en 2016. Desde entonces, unos 300 jóvenes han pasado por esta zona. No todos son menores, aunque las carencias que tienen les dan a muchos una apariencia infantil: entre los sesenta jóvenes que actualmente vagabundean allí, unos veinte serían menores de edad.

Se presentan bajo identidades falsas y “escapan a cualquier tipo de ayuda” de las autoridades, resume Dominique Versini, responsable adjunta de la lucha contra la exclusión de la ciudad de París, que no sabe cómo manejar este fenómeno.

Su estado de salud es deplorable: pasaron del pegamento a psicotrópicos más fuertes. “Duermen en condiciones inimaginables”, cuenta Chansia Euphrosine del Centro de acción social protestante (CASP) .

Pero estos jóvenes son también autores de actos de “delincuencia masiva”, explica Laetitia Dhervilly, jefe de la sección de menores de la fiscalía de París. Desde inicios de año se han registrado unos 1.200 arrestos, un alza de 52%, según el ministerio del Interior.

Heridos o con marcas de golpes 

“Todos los días vemos a algunos que están heridos o con marcas de golpes” y “las noches escuchamos gritos por la violencia que se infligen entre ellos”, señala inquieto un colectivo de residentes.

Pero lo más difícil es que “no quieren ser vistos como víctimas” , apunta Dhervilly. Recuerda el caso de un joven herido gravemente que fue hospitalizado: “Al día siguiente me dijeron que arrancó todo y se fue”.

¿Qué respuesta deben entonces dar las autoridades? Aunque “no hay una solución única” , la jefa de la fiscalía de menores privilegia la pista de encarcelar a estos menores, “ pero bajo el estricto respeto de la ley”.

Lo que es seguro, coinciden todos los entrevistados, es que “curarlos es lo primordial”. Hay que desintoxicarlos, con su acuerdo.

Mientras tanto, desde diciembre un centro de acogida les propone 10 camas para pasar la noche. Pero convencerlos es un trabajo difícil. “ Para poder acercarnos a ellos les proponemos una ducha caliente y comida ” , explica Chansia Euphrosine.

Retorno a su país 

Tras una experiencia similar en los años 2000 con niños rumanos, París ha unido fuerzas con las autoridades marroquíes, que enviaron este verano a una delegación para “identificar” a estos jóvenes, ayudarlos a “restablecer” vínculos con sus familias “y cuando es posible contemplar su retorno a Marruecos”.

Este operativo ha permitido identificar a “52 personas” , en su mayoría mayores de edad, según el ministerio del Interior.

Las asociaciones se inquietan sobre las medidas de retorno forzado. “Un menor solo no puede ser devuelto sin su aprobación” , recuerda el Grupo de información y de apoyo a migrantes (Gisti) .

Pero el ministerio de Relaciones Exteriores asegura que las condiciones de retorno de un menor debe hacerse “en función de su interés”, lo que supone la existencia de “garantías” sobre la acogida de estos jóvenes en su país de origen.

“Hasta finales de agosto, ningún retorno fue ordenado por un juez de menores en París”, aseguran las autoridades francesas. Tampoco ha terminado el trabajo para encontrar a las familias de los 12 menores identificados, añaden.

Suplementos digitales