María Alejandra Villamizar: ‘La idea de la polarización simplifica el debate político’

María Alejandra Villamizar, analista electoral caracol TV. Foto: cortesía

María Alejandra Villamizar, analista electoral caracol TV. Foto: cortesía

María Alejandra Villamizar, analista electoral caracol TV. Foto: cortesía

María Alejandra Villamizar es periodista con 25 años de experiencia. Actualmente es analista del proceso electoral para Caracol TV. Ha sido asesora de tres gobiernos en sus políticas de paz. Fue miembro de la delegación del Gobierno en la mesa de diálogo con el ELN, en Quito.

Ella considera que la polarización está finalizando en Colombia porque hubo
un buen número de electores que prefirieron la tercer vía lejos de la confrontación.

Se ha destacado la polarización en estas elecciones en Colombia. Pero, ¿cuál sería la particularidad?

La polarización ha protagonizado el debate político desde hace ocho años y a fuerza de insistir en ella se ha creado esa sensación de un país dividido en dos. No creería que la primera vuelta mostrara eso, sino un país de por lo menos tres sectores definidos. La polarización la produjo el intenso debate que protagonizaron el presidente Juan Manuel Santos y el expresidente Álvaro Uribe alrededor del proceso de paz.

Una discusión necesaria.

Es una discusión que Colombia llevaba aplazando muchos años. En el voto por Sergio Fajardo, que es tan importante, se nota primero que hay un cansancio de la polarización, que no es necesariamente entre la izquierda y la derecha. Eso fue una simplificación del debate. Había montón de personas con interés de evitar los extremos. Al quedar en segunda vuelta un candidato de derecha y otro de izquierda, por supuesto que hay polarización.

¿La polarización no es consustancial en la historia política colombiana?

Los partidos liberal y conservador, protagonistas en el siglo XIX y buena parte del XX, hacen referencia a que dentro de los partidos había diferentes posturas, pero no había una apertura política democrática. La Constitución del 91 abrió la puerta a muchas organizaciones que evidenciaban a mucha gente que quería participar en política, pero que no se veía reflejado en los dos partidos. Para muchos, este es el final del bipartidismo. Los dos partidos han tenido resultados muy bajos y los que están por llegar al poder son nuevos.

¿El voto en blanco de Fajardo tendrá incidencia?

Va a crecer el voto en blanco no solamente por Fajardo sino porque los dos extremos alejan a mucha gente. El agotamiento de la pelea, la permanente tensión en la que hemos estado en los últimos años fue razón para el apoyo a Fajardo. Él dice votar en blanco porque quiere mantener la independencia ante las dos posturas. Pero sus más de cuatro millones de votos se van a dispersar entre Petro y Duque, porque la votación de hoy tiene mucho de antiuribismo y antipetrismo.

¿El rol de Uribe es demasiado fuerte en Duque?

Duque tiene que dar una pelea por sí mismo y por lo que puede hacer su gobierno y eventualmente dejar su legado. Pero es innegable el peso de Uribe, porque no sabemos qué tanto uribismo hay. Insistir en existe como una especie de doctrina ha sido la intención que han tenido ellos. Pero Duque no es un dócil.

¿Podría ocurrir una separación, como con Juan Manuel Santos?

No creo que se conviertan en enemigos. Ya no hay un debate alrededor de algo que los diferencie como la decisión de Santos de insistir en la naturaleza del conflicto colombiano como algo político-armado. Uribe lo llamaba simplemente una amenaza terrorista. Santos quizá no hubiera llegado a la Presidencia si no fuera por el uribismo, que ha sido el gran elector en los últimos períodos presidenciales. Pero entre Duque y Uribe no veo que disputen algo tan profundo y de tanto calado.

¿La campaña del miedo?

La política se cargó de una ideología tan fuerte. Es interesante que en las elecciones en Colombia, al no tener a las FARC como amenaza, se crearon otras. Y, por supuesto, que Venezuela es la que está al orden del día en toda América Latina. Pero creo que Colombia está lejos de ser Venezuela y es imposible que prosperara un régimen como el de la revolución bolivariana. Venezuela o la sombra de las investigaciones judiciales que marcan la administración de Uribe y las amenazas al proceso de paz. Esos sos los dos extremos y los dos miedos.

¿Cuál es el futuro del proceso de paz según el resultado de las elecciones?

El Estado tiene una prueba interesante porque tiene que ser consecuente con el empeño de haber logrado el acuerdo. El acuerdo se debe implementar. Está de por medio la palabra del Estado. Implementarlo bien significaría disminuir cualquier otro tipo de riesgo no solo reales, de que se vuelva a armar una guerrilla, sino la posibilidad que se desestime el uso de las armas para defender ideas políticas.

Está el narcotráfico...

Es el estertor de ese acuerdo y está lejos de solucionarse. Es el nuevo motor de los grupos armados que cuidan el negocio, porque forman parte de los carteles o por control territorial. El reto del Estado es enfocarse en la política pública que sepa abordarlo. Estos cuatro años va a tener un debate intenso y las organizaciones criminales que no responden a ningún nivel estructural ni ninguna historia tendrán que ser la prioridad de la fuerza pública. En el caso con Ecuador, proteger la frontera y hacer el trabajo de soberanía que un país sin conflicto armado deben cumplir con las Fuerzas Armadas.

Fronteras que descuidó con el proceso de paz...

No sé si es por el proceso de paz. El Ejército no tenía las manos atadas. Las fronteras han estado siempre descuidadas, con Ecuador, Venezuela y Panamá. Hemos tenido siempre problemas fronterizos muy profundos, que no son por el proceso de paz sino por la falta de política de Estado.
 

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