Himelda Rivera muestra fotos de su hijo Marco Oto, fallecido en medio de una intervención policial sobre el puente de San Roque, en octubre de 2019. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Himelda Rivera se agacha. Debajo de un mueble de costura que está en su habitación encuentra una funda plástica. La abre y de su interior saca la mochila negra que pertenecía a su hijo, Marco Humberto Oto Rivera.
Él murió el 8 de octubre del 2019 tras ser arrinconado -el 7 de octubre- por la Policía en un puente peatonal en medio de las manifestaciones en contra de las medidas económicas emitidas por el Gobierno. Ese día, un grupo de personas fue acorralado por policías motorizados en el puente de San Roque. Dos registros difundidos a través de redes sociales captaron los cuerpos de dos personas tendidos sobre el piso. Por la gravedad de las heridas, tanto Marco Oto como José Chaluisa fallecieron.
La madre pide que se ponga atención en uno de los tirantes de la mochila que está por desprenderse.
“Mire, se nota que lo han forcejeado”. Cree que alguien jaloneó violentamente de la maleta, pues luce desgarrada.
En la funda también hay prendas de vestir. Poco a poco, Himelda desdobla un buzo negro y un jean que usó Marco el día del incidente.
Marco Oto era fan del punk rock. En la foto, que forma parte del archivo de la familia, aparece con una camiseta de la banda Pulmón Verde. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
La ropa tiene manchas de tierra y raspones. Está cortada. La mamá cuenta que tras la caída los médicos utilizaron tijeras para retirar la prenda y así examinar el cuerpo de su hijo cuando llegó al hospital Carlos Andrade Marín, en el centro norte de Quito, luego de la caída de siete metros de altura.
La mochila y la ropa las guarda “por si acaso” se necesite en un futuro proceso penal. Ella busca conocer cómo murió su hijo, un joven de 26 años, que tenía una discapacidad intelectual del 46%. Trabajaba en una fábrica desde los 18. “Era trabajador y honesto. Él estaba pendiente de mí”, dice la mamá.
En el certificado de defunción, que se emitió el 8 de octubre se señala como la causa de su muerte una “hemorragia y laceración cerebral” causada por el trauma craneoencefálico.
El día anterior del deceso, Marco y José Daniel Chaluisa cayeron del puente peatonal de San Roque, en el centro de Quito.
En videos que circularon por redes sociales se los observa ya en el piso, mientras otras personas intentan escalar por una reja que está en medio del paso a desnivel. Así tratan de huir de los policías que cruzaron el puente con sus motos.
La familia de Oto no puso una denuncia en la Fiscalía como sí lo hicieron los parientes de Chaluisa. El abogado Carlos Benalcázar, quien patrocina el caso de Marco, presentó en marzo pasado un reclamo de indemnización al Ministerio de Gobierno por la muerte de Marco y los daños ocasionados a la familia.
En el numeral 9 del artículo 11 de la Constitución se establece que el Estado y todas las personas que actúen en ejercicio de una potestad pública estarán “obligados a reparar las violaciones a los derechos de los particulares por la falta o deficiencia en la prestación de servicios o por las acciones u omisiones de sus funcionarios en el desempeño de sus cargos”. La Defensa cree que hubo responsabilidad de la Policía en esta muerte.
En la foto, Luis Oto, padre de la víctima. Foto: Patricio Terán / El COMERCIO
“Hay un acto de responsabilidad manifiesta de un policía, pues subió a un lugar donde estaban más de 10 personas y provocó la caída”, indica Benalcázar.
El abogado añade que cuando Marco y José Daniel cayeron no fueron auxiliados por agentes que estaban debajo del puente. Dice que presentó peritajes, informes, fotos y videos.
A Himelda le persiguen los recuerdos. Están en redes sociales. Dice que su hijo llegó en una camioneta particular al hospital. Ahí murió. “Le tomé su manito. Aunque estaba muy débil, con sus dos deditos apretó la mía… Ahí se me fue”.
Recuerda que tenía el rostro desfigurado. No sabe si es por la caída o por golpes previos.
La casa donde vivía Marco Oto está ubicada en el populoso barrio de Atucucho, en el noroccidente de Quito.
En la puerta de ingreso se colocó un crespón negro como señal de luto. En el cuarto de los padres se guarda un cuadro que supera el metro y medio de alto con la fotografía del chico. Ese recuerdo lo regalaron los amigos.
En la memoria familiar todavía están frescos los hechos de hace un año. El día de la caída del puente, los allegados dicen que Marco fue a trabajar en el norte de Quito.
En la mañana el paso estuvo cerrado, dice Himelda. Indica que su hijo avisó que iba a San Roque a comprar ropa.
En la noche se enteró que estaba en coma, producto del incidente. No creía que uno de los dos cuerpos que vio horas antes en los videos viralizados por redes sociales pertenecían a su ‘Marquito’.
Hoy llora. Dice que ha buscado hablar con autoridades, pero que no hubo respuestas.
Comenta que el dolor será eterno. No olvida que su hijo le decía que la iba a cuidar. Él le agradecía siempre por haberlo sacado adelante pese a la discapacidad.