El conflicto en Siria marcó a más de 13 millones de personas que fueron desplazadas dentro de su país o buscaron refugio en otros sitios. A pesar de la lejanía, Ecuador también se convirtió en el destino de familias sirias, como la de Obada Alaref. Este joven sirio logró construir una vida en Quito y hoy está naturalizado ecuatoriano junto con su familia. Sin embargo, su camino no ha sido fácil, y la búsqueda de una estabilidad económica lo empuja a considerar un futuro en otro país.
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Contexto de la crisis siria: un país devastado
Una vista de la mezquita Omar Ben al-Khattab dañada y el barrio de al-Asali destruido, en el sur de Damasco (Siria). Foto: EFESiria es un país devastado. Todo empezó en 2011, cuando un levantamiento pacífico contra el expresidente Bashar al-Assad, se transformó en una guerra civil a gran escala. Desde entonces es el epicentro de una de las mayores crisis humanitarias de este siglo.
La caída del régimen de al-Ásad dejó un vacío de poder, que si bien ofrece esperanza para la reconstrucción, también genera incertidumbre. Años de conflicto, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), destruyeron la economía y las infraestructuras del país. Esto dejó al 90% de la población dependiente de algún tipo de ayuda humanitaria para sobrevivir.
El retorno de millones de refugiados dispersos es un desafío para el nuevo gobierno y la comunidad internacional. A mediados de diciembre de 2024, Acnur hizo un llamado a los estados a mantener la protección para quienes encontraron refugio. Pide que no sean obligados a regresar a Siria. “Cualquier retorno de refugiados debe ser voluntario y en condiciones seguras y dignas”.
Ecuador permitió por más de una década el ingreso de sirios sin visa
Desde 2009 hasta el 10 de diciembre de 2024, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador recibió 330 solicitudes de refugio de ciudadanos sirios. Representan el 0,15% del total de pedidos de este tipo.
Pero los datos muestran que durante 10 años, entre 2009 y 2019, se registró la mayor cantidad de pedidos. En total solicitaron 300, con un pico alto de 97 en el 2017. Hasta ese año gobernó el expresidente Rafael Correa, bajo la política de puertas abiertas.
Los sirios no estaban obligados a pedir visa al gobierno ecuatoriano para ingresar al país. Se podían quedar 90 días y con una prórroga por un tiempo similar.
Dos años después de la llegada de Lenin Moreno al poder se detectaron distorsiones en los flujos migratorios de 11 nacionalidades. Entre ellas de Siria, por lo que se decidió exigir el visado. El excanciller, José Valencia, y la exministra de Gobierno, María Paula Romo, ordenaron la medida con acuerdo interministerial 003, el 12 de agosto de 2019.
En ese entonces informaron un aumento inusitado de arribos. Además, el porcentaje de personas que seguían en el país, en algunos casos superaban al 90% de llegadas. EE.UU. y Europa, definen como alerta migratoria índices superiores a 10%. Es así que del 2020 al 2024, las solicitudes de refugio cayeron a 30.
El proceso de solicitud de refugio en Ecuador es complejo. La Ley de Movilidad Humana exige una evaluación individual basándose en los motivos de persecución o amenazas a la seguridad del solicitante. De las 330 solicitudes de refugio en los últimos 15 años, la Cancillería aceptó 175, es decir, el 53%.
Obada Alaref migró primero a Arabia Saudita
Obada Alaref creció en Homs, una ciudad devastada por los enfrentamientos durante la guerra civil. En 2007, cuando apenas tenía un año de terminar sus estudios de literatura en inglés, migró a Arabia Saudita. Su salida se aceleró porque debía entrar al servicio militar obligatorio. Dos hermanos partieron a Alemania y otros dos a Turquía. Ya no tiene un vínculo familiar en Siria.
En Arabia trabajaba como profesor de inglés y tras cinco años se casó con Sara, quien era su amiga y vecina desde la infancia, en Homs. Obada logró forjar una nueva vida, pero las exigencias y restricciones para extranjeros y, sobre todo sirios, los desanimó.
Fue entonces que la pareja vio en Ecuador un mejor destino para ellos y sus dos hijos pequeños. Sara y los niños llegaron a Quito, en 2017 cargados de ilusión. Alaref arribó dos semanas después. Luego de 40 horas de viaje dejaron atrás su vida en Asia occidental.
Obada tiene tres empleos para mantener a su familia
Sin mucha planificación, Obada se integró rápidamente a la vida en Quito junto con su familia, pese a no hablar español. En los siete años que lleva en Ecuador estudió una maestría en la PUCE y actualmente tiene tres trabajos. Dos de ellos a tiempo parcial, como profesor de inglés.
“La vida es complicada económicamente. Es un reto encontrar un buen trabajo. Tengo un buen ingreso en comparación con el promedio de 800 dólares del Ecuador. Pero eso no es suficiente para mi, porque solo por el departamento pago 450 dólares. Por eso tengo que trabajar en tres lugares diarios, no es fácil. Hay que trabajar por al menos 2000 dólares al mes”.
Pese las dificultades económicas, Obada ama las frutas, el encebollado y el clima de Quito, en donde nació su tercer hijo. El pequeño de seis años y sus hermanos estudian en una institución pública, dominan el español mejor que su papá, el inglés y el árabe, que es su idioma materno.
“De forma general estamos bien, pero el reto más difícil es la economía. La mayoría de gente son amables, humildes. La inseguridad es otro problema, hemos perdido muchos celulares”.
Ecuador, un destino temporal para familias sirias
En los últimos 15 años, Ecuador resultó ser un refugio temporal para familias sirias, pero no un destino definitivo. La mayoría-explica Obada- llegaron aquí y al poco tiempo continuaron su camino a otros países. Se fueron a Venezuela, Panamá, México y su objetivo es los EE.UU. y Canadá.
De acuerdo con la Cancillería se otorgó protección a 175 sirios, pero Obada cree que actualmente hay menos. La mayoría están en Quito, algunos en Guayaquil y Santa Elena.
Quienes se quedaron en Ecuador son personas que pueden sobrevivir, con maestrías locales o internacionales, tienen restaurantes u otros negocios privados.
Para Obada trabajar en una universidad ecuatoriana a tiempo completo es casi imposible. Explica que aquí las personas tienen relaciones con amigos y familiares y ellos tienen la prioridad para obtener estos trabajos. “El resto tenemos contratos parciales y con eso no tenemos ningún derecho”.
Olaref estudió ‘desde Rumiñahui hasta Correa’ para naturalizarse
Obada con su esposa y sus tres niños, de 11, 10 y 6 años, luego de naturalizarse ecuatorianos.Hace un año y medio, Olaref consideró que era momento para naturalizarse ecuatoriano. Dos factores motivaron esta decisión: una mejor integración en la comunidad ecuatoriana y la oportunidad de viajar a otros sitios. “Con pasaporte sirio no podemos viajar a ningún lugar”.
Obada y su esposa se presentaron a la prueba de naturalización, luego de estudiar cerca de 3 000 páginas con cinco materias. “Nos tocó estudiar desde Rumiñahui hasta Correa”. Ambos superaron la nota mínima de 90/100. Obada logró 93,3 y su esposa 95.
“Fue increíble, asombroso. Somos las dos primeras personas con protección internacional que logramos la naturalización. Tuve llamadas de todo el Ecuador, de distintas nacionalidades; me preguntaban cómo obtuve la nacionalidad si mi español no es bueno. Pasar el examen es muy difícil”.
El futuro: ¿quedarse o emigrar de nuevo?
Una vez que Obada y su familia tengan el pasaporte ecuatoriano podrán viajar a otros países, ya sea de visita o para encontrar la anhelada estabilidad económica.
Este maestro ha recibido ofertas laborales de Qatar, Dubai y Alemania. Pero todavía lo está pensando. Quiere esperar a junio próximo, que sus niños terminan el periodo escolar.
En sus planes no está volver a Siria, aunque no descarta visitarla más adelante. Por ahora está contento de que su país está libre de la familia Asad, que estuvo en el poder desde inicios de 1970. “Soy muy feliz porque luego de 13 años el pueblo puede ganar. Tenemos a nuestro país libre de esta familia, estamos muy cansados de ellos y finalmente estamos libres”.
Cree necesario esperar un poco más de tiempo para superar el terror y la tortura que se vivió. Y, por otro lado, ve con esperanza que el país pase por un período de transición a una nueva etapa. Después de millones de desplazados, muertos y desaparecidos está convencido que ningún grupo es más criminal que Asad y su gente. Mientras, el panorama en Siria se va reconfigurando, para Obada como para miles de refugiados, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Dónde podrán finalmente construir un hogar?