2 horas sin energía en Guayaquil

Redacción Guayaquil  

El apagón de ayer tomó por sorpresa a conductores y comerciantes de Guayaquil. En el norte, los semáforos se apagaron antes de las 09:00, en la avenida Francisco de Orellana, una de las arterias empresariales de la ciudad. La congestión vehicular fue inmediata. En todas las intersecciones de la avenida.

“Nadie avisa que habrá cortes. Justo a la hora en que uno tiene que ir a trabajar pasa esto”, comentó Carlos Larrea, conductor. 

450 000 abonados
registra la Empresa Eléctrica de Guayaquil. La recaudación es de USD 19 millones al mes.El sonido de los generadores eléctricos retumbaba en los edificios de la avenida Orellana y en las calles aledañas como la Miguel H. Alcívar. Allí también hay oficinas, consultorios médicos, colegios y tienen su sede algunas empresas.

En el laboratorio clínico Interlab, por ejemplo, se suspendió la atención en la mañana, en los locales de la av. Orellana y de la ciudadela Alborada (norte). 

En esa zona residencial, el apagón fue desde las 09:00.  A esa hora se abrieron las puertas de Almacenes Buenhogar. Pero no se pudieron exponer los artículos navideños inflables.

Enrique Kayser, gerente del local, dijo que trabajarían con la luz natural para atender a los clientes. Sin embargo, como no funcionaban las computadoras, se complicó el trabajo.

En el restaurante Nutrifuit, ubicado frente a la Garzota, no se pudo atender los pedidos durante dos horas. Mientras que en los almacenes de electrodomésticos los vendedores promocionaron los televisores y equipos de sonido, pero apagados.

Según el cronograma de la Empresa Eléctrica de Guayaquil, el racionamiento de energía se da en dos fases: dos horas en la mañana y dos y tres, en la tarde y noche.

El apagón de la mañana afectó, por dos horas, a zonas como Alborada, Sauces, Kennedy, Urdesa Miraflores, Puerto Azul, Guayacanes. También a la zona céntrica donde está la actividad bancaria. Ahí el corte fue desde las 08:00. 

En su quiosco, Luis Mora esperó durante dos horas que regresara la energía. Él vende jugos en la ciudadela La Floresta (sur), pero ayer no pudo prender la licuadora. “Estoy de brazos cruzados, perdiendo clientes porque no hay luz”, dijo, mientras conectaba una y otra vez sus aparatos.

El corte de luz también afectó a las tiendas y pequeños negocios que comercializan productos que requieren refrigeración.

Betty Guzñay, administradora de un frigorífico, no conocía de la suspensión del servicio de energía. Ella expende pollos y carne, pero en la mañana tuvo problemas, pues no funcionaba el refrigerador.

Omar Zambrano, presidente de la Cámara de Comercio de Samborondón, contó que los cortes de energía afectaron a los tenderos, ya que se apagaron sus neveras y se derritieron sus productos como bolos, helados y hielo.

“Hay un fuerte impacto económico para ellos. La leche, el queso y el yogur son los que más se venden. Ahora, deben tener cuidado para evitar que se dañen”.

Otros  afectados fueron los bancos del barrio, instalados en tiendas y farmacias. Según Zambrano, no se pudo hacer ninguna transacción. Eso ocasionó malestar entre los clientes. Es el único lugar donde cobran, por la cercanía a sus hogares.

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