Allí en su casa hay una ventana desde la que se abre el mundo con sus oportunidades y peligros. Se llama Internet y, en términos generales, es una red informática mundial; es decir, consiste en un conjunto de computadoras desplegadas alrededor del mundo y conectadas entre sí, intercambiando información.
No se debe prohibir el acceso de los menores a Ia Internet. Lo ideal es advertirles de los peligros potenciales y formarlos en la navegación responsable, a través del diálogo franco.La web consiste en un medio de comunicación que se ha desarrollado a una velocidad sin precedentes. Se ha convertido también en una herramienta fundamental para el trabajo y como una fuente de consulta para los estudios. Además, es un medio a través del cual puede informarse al instante de lo que sucede en cualquier parte del mundo. También permite enviar mensajes a los rincones más lejanos del planeta, mediante el uso del correo electrónico. Asimismo, es una fuente de entretenimiento muy popular, gracias a las redes sociales (sitios en los que se comparte información personal como fotografías y se establecen relaciones interpersonales), los ‘chats’, (a través de los cuales es posible enviar mensajes instantáneos), los juegos en vivo y los canales para escuchar música o disfrutar de una enorme variedad de videos.
Así como existe información valiosa en la web, también se puede encontrar contenido “peligroso”. Hugo Carrión, director del Centro de Investigación para la Sociedad de la Información, Imaginar, explica que, como sucede con cualquier medio, Internet plantea oportunidades y ventajas, pero a la vez riesgos y desafíos. Por tanto, la libertad de acceder a cualquier tipo de contenido debe alertar a los padres de familia para precautelar que sus hijos no tengan acceso a material pornográfico, así como a imágenes violentas, sexistas, racistas, xenofóbicas, entre otros. De igual manera, la facilidad de integrarse a una red social y compartir información personal sensible, plantea el riesgo de tomar contacto con personas inescrupulosas que podrían aprovecharse de la ingenuidad de los menores, para acordar encuentros personales con fines de abuso o secuestro.
¿Cómo proteger a sus hijos?
Además de situar la computadora en un lugar público de la casa y no tenerla como un objeto de uso personal en el dormitorio, los especialistas coinciden en que la clave es mantener una comunicación efectiva con los niños y jóvenes. “La principal medida de precaución es conversar con los niños”, aconseja César Ricaurte, director de la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios, Fundamedios, y defensor de los televidentes. Ricaurte precisa que es fundamental explicar a los hijos que pueden estar expuestos a contenidos peligrosos y que no deben hacer mucho caso de los ‘links’ (hipervínculos a otros sitios web) o de los ‘banners’ (franjas publicitarias, que en ocasiones pueden contener publicidad riesgosa), que suelen aparecer hasta en páginas supuestamente infantiles. El objetivo es, mediante el diálogo abierto, formar el criterio de los menores, porque los padres no siempre podrán estar con sus hijos mientras naveguen por la web. Lo ideal es que ellos tomen medidas de autoprecaución y que pueden discernir cuando están en peligro.
Asimismo, se debe educar a los hijos en cuanto a las relaciones que puedan establecer en la Red. Como sostiene Christian Espinosa, director de Cobertura Digital: “Así como les formas y les dices cómo tienen que tratar con personas extrañas en la calle, les debes explicar cómo debe ser su actitud con gente extraña en la Internet“. Además, se les debe indicar qué tipo de información no deben revelar, así como el manejo responsable de las claves de acceso y contraseñas.
Otro de los aspectos fundamentales es acompañar su aprendizaje. Es decir, los padres deben estar al tanto de las páginas web que visitan sus hijos, y para lograrlo es necesario que conozcan la dinámica de Internet y de las actividades más comunes. De lo contrario, no se podría guiar a los menores. En este sentido, Espinosa aconseja hacer una lista de sitios beneficiosos para los niños, de manera que los visiten regularmente.
Por otro lado, si bien es necesario establecer ciertas reglas, como horarios o tiempos de uso, no es aconsejable ser muy restrictivo y peor aún prohibir el uso de la Internet. “De ninguna manera debería prohibirse su uso, pues la curiosidad los impulsará a conectarse en casa de amigos o en un cibercafé”, precisa Hugo Carrión.
Finalmente, es recomendable acudir a filtros de información no apta para menores, disponibles en los navegadores de Internet (trataremos este tema en una siguiente entrega). Sin embargo, esto no sería efectivo si no se da un diálogo previo y si los padres no se involucran en este aprendizaje.