El barrio guayaquileño Cristo del Consuelo vuelve a su normalidad de falta de servicios, escasez de agua, microtráfico y desempleo, una semana después de un ataque con explosivos que mató a cinco personas, hirió a 17 y destruyó ocho viviendas.
Lo único nuevo en el sector son los escombros de las casas y la presencia de militares y policías, que ya no están en el mismo número que hubo los primeros días tras el ataque, que ocurrió a la madrugada del domingo 14 de agosto.
Ya no llegan al lugar las autoridades, locales y nacionales, a supervisar la zona, entregar ayudas y dar declaraciones a la prensa.
Multitudinaria fiesta
La noche del sábado 20 de agosto se realizó una multitudinaria fiesta en el sector. El barrio es uno de los exponentes más importantes de la salsa dura y los ritmos urbanos de la ciudad.
A pesar de que rige el estado de excepción en la Zona 8, integrada además por Durán y Samborondón, la fiesta se realizó.
Los organizadores señalaron que contaban con permisos municipales para el evento. El evento había sido organizado antes de la explosión y del estado de excepción.
A la espera de realidades
Tras la explosión llegaron a la zona, donde habitan unas 60 000 personas, autoridades con ofertas a la población.
En el sector hace falta acceso a servicios básicos, educación, salud y fuentes de empleo. También hay inseguridad, los robos, el microtráfico y el sicariato son constantes en la zona.
Los habitantes esperan que se concreten las mejoras ofrecidas por las autoridades locales y nacionales. Pero mientras se concretan, ellos seguirán bailando y rezando al Cristo del Consuelo, que cuenta con la devoción del pueblo católico guayaquileño.
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Posted by El Comercio on Saturday, August 20, 2022