Redacción Quito
Un promedio de 600 personas asiste a diario a las instalaciones deportivas del PrimerCentro Activo de Propiedad del Pueblo, ubicado en las calles El Universo y El Sol, en el norte de la ciudad.
El complejo era un club privado de los trabajadores del Banco Central que pasó a ser administrado por el Ministerio del Deporte desde mayo de 2009. Pero el uso del sitio se inauguró en septiembre pasado, después de realizar el inventario de las áreas.
La atención
Además de piscina, canchas y gimnasio, hay áreas de comida, juegos infantiles y parqueadero. El complejo abre de martes a domingo de 06:00 a 18:00 (este horario es por los apagones).
El mantenimiento del espacio cuesta USD 25 000 mensuales, según Wilman Vuele, administrador del sitio.
Según un informe del Ministerio del Deporte, está en proceso el traspaso de otras instalaciones de instituciones al Estado. Entre ellas están: Petroecuador, Senatel, Superintendencia de Bancos, Corporación Financiera y Aduanera Ecuatoriana.Desde esa fecha, cientos de personas pueden acceder gratuitamente a sus canchas, espacios de recreación, piscina y juegos. Para Santiago Cadena, quien asiste varios días a la semana, las instalaciones están bien mantenidas.
El miércoles en la mañana se encontraba en el gimnasio, equipado con nueve máquinas, ejercitando su cuerpo. Este sitio y la piscina son sus espacios favoritos. “Son sitios que antes podían disfrutar pocas personas y hoy lo hace todo el mundo sin costo”.
Este morador de La Carolina prefiere ir en la mañana para aprovechar el día haciendo ejercicios y cuidando de su físico. Como también lo hace Wilson Oña, de 67 años, quien asiste tres veces por semana.
Oña se distrae y desestresa en el complejo. Al mediodía, dice, regresa tranquilo a su casa ubicada en la avenida Eloy Alfaro. Para él es importante que las personas de la tercera edad tengan acceso a áreas recreativas del Estado.
Wilman Vuele, administrador del lugar, lleva el registro diario del número de visitantes. En el lugar trabajan 13 personas para dar mantenimiento y ayudar en la administración.
Una de ellas es Carmen Almeida, que por lo general se ubica en el área de recepción de la piscina. Para ella, el cambio de una administración privada a una pública fue enorme. El número de asistentes se duplicó y eso implica que Almeida trabaje el doble de lo que estuvo acostumbrada. Pero le gusta; es amable con los visitantes y les da recomendaciones al entrar en la piscina.
“Cuide sus pertenencias”, dice a los usuarios al ingresar sus datos en el registro diario. Una persona puede quedarse un máximo de dos horas para que la piscina no se sature. La capacidad de la pileta es de 120 personas por turno.
El propósito de poner horario de uso, según Vuele, es para que el espacio no se desordene y la gente pueda disfrutar de su amplitud. Incluso de recibir clases de natación. Para eso está Raúl Andrade, un instructor que labora en el complejo desde 1984.
La cantidad de alumnos aumentó pero Andrade se da modos para atenderlos a todos. Los bañistas salen contentos y regresan periódicamente para continuar con las clases. También hay nadadores expertos como Pablo Salazar, para quien el espacio es bonito pero hay ocasiones en que “algo no funciona bien”.
Por ejemplo, a las 09:50 del miércoles, los calderos de la piscina no funcionaban. Salazar y sus amigos tuvieron que bañarse en agua fría. “Generalmente es temperada, pero hoy se dañaron los calentadores. No nos han informado qué tiempo tardará la reparación de los aparatos”.
Con una pelota en la mano y viendo un partido de ecuavolley estaba Gonzalo Burbano, morador de Tumbaco. Todos los miércoles va al complejo para hacer deporte pero se encuentra con que las canchas de fútbol están cerradas, por lo que se limita a jugar balonmano. “Nos hemos quejado, pero dicen que están en mantenimiento y van a abrirlas desde febrero”. También para ese mes se prevé poner un costo de USD 0,25 a la entrada.