La Agencia Medioambiental del Reino Unido (EA, en inglés) ha recomendado a la ciudadanía que sea “menos aprensiva” a la hora de beber en el futuro agua potable de origen residual, como medida para hacer frente a las sequías. Esa es una de las recomendaciones efectuadas por el consejero delegado de la EA, James Bevan, para los británicos, el gobierno, así como las compañías de agua, después de uno de los veranos más secos en la historia del país.
Según el directivo, “parte de la solución” pasa por el “reprocesamiento” de agua “derivada de tratamientos residuales” que se transforma en “agua potable totalmente segura y saludable”, si bien reconoció que no “es algo que le guste a mucha gente”. En un artículo publicado por el Sunday Times, Bevan admite que esta medida será impopular. Y así se desprende de las reacciones detectadas en redes sociales, pero el funcionario insiste en que es necesario cambiar la manera de pensar sobre el agua.
“Debemos recordar de dónde viene: cuando abrimos el grifo, lo que sale viene del río, del lago, del acuífero. Cuanto más tomamos, más agotamos esos recursos y se pone presión sobre la naturaleza y la vida silvestre”, explicó.
Estado de sequía
El aviso de la EA llega después de “que el Gobierno británico decretase el pasado 12 de agosto el estado de sequía en zonas del suroeste, sur, centro y este de Inglaterra, ante la ausencia de lluvias y un prolongado período de altas temperaturas. “Se trata de las condiciones más secas en casi 90 años”, dijo la Agencia Medioambiental.
La declaratoria de sequía afecta al área de Wessex, que incluye Bristol, Somerset, Dorset, el sur de Gloucestershire y partes de Wiltshire. Si bien esta área ha tenido algunas lluvias en las últimas dos semanas, no ha sido suficiente para compensar el largo período seco de los últimos meses. La agencia explicó que hubo cinco meses consecutivos de precipitaciones por debajo del promedio en todas las regiones geográficas de Inglaterra y temperaturas por encima del promedio.
Prohibición
El pasado viernes, seis compañías de agua tenían ya en funcionamiento una orden que prohíbe el uso de mangueras para regar jardines o lavar automóviles en Gales y en el sur de Inglaterra, debido a los bajos niveles de ríos y embalses.
En este contexto, Bevan instó al Ejecutivo de Londres a que demuestre “voluntad política” para efectuar cambios en su gestión.
También se dirigió a la ciudadanía, en lo referente al espinoso asunto del agua residual. “Tenemos que tratar el agua como un recurso valioso, un bien que no es gratis. Tendremos que ser más selectivos respecto al uso que damos al agua potable. No tiene sentido usarlo para regar el jardín o lavar el coche”, subrayó.