Desde hace más de 30 años en Turi se realiza esta tradición religiosa que congrega a unas 500 personas. Igual situación se vivió en Fátima. Allí la procesión se realiza por 20 años y en Santo Domingo desde hace tres.
Los feligreses de Fátima, ubicada en el sur de la capital azuaya, realizaron la procesión del vía crucis por la salud de su párroco Paúl Jara. Allí, el grupo juvenil conformada por 25 jóvenes, escenificó el vía crucis.
El recorrido duró dos horas. Con los pies descalzos Napoleón Siguenza, de 42 años, recorrió el concreto caliente, quien representó a Jesús con la cruz a cuestas. Este cuencano cubría su rostro con una cabellera larga. Con voz entrecortada se le escuchó que a través de esta escenificación busca el perdón de sus pecados y por la salud del sacerdote Jara.
Desde hace 20 años los habitantes de este barrio de Cuenca y el grupo juvenil de la parroquia realizan esta procesión. Este año participaron unos 300 moradores del sector, quienes reclinaron sus cabezas y por unos segundos se quedaron en silencio en señal de que en este Viernes Santos necesitan una petición especial: que Dios alivie a su párroco de su afección a la garganta. Por su quebranto de salud tuvo que guardar reposo y no pudo acompañarles en el vía crucis.
Los feligreses detuvieron su camino para rezar la tercera estación: Jesús cae por primera vez. Instantes en que el diácono José Astudillo realizaba una reflexión y comparada que dicha caída representa lo que pasa en la sociedad con los niños que están en las calles y mujeres que han sido violadas y maltratadas.
El silencio se apoderó de la procesión mientras contemplaban la imagen del Jesús del Gran Poder, cargado por cuatro personas mayores de 60 años. Una de ellas Gonzalo Cornejo, quien se encontraba agitado por las cinco cuadras de recorrido.
Cornejo aseguraba que su petición es que los jóvenes recuperen los valores y que aprendan de la entrega del padre Paúl Jara, de 33 años, quien con su juventud constantemente busca el bienestar de la parroquia, con la incorporación de servicios sociales como el consultorio odontológico.
El camino continuó. Los cantos de los feligreses acompañaban su paso y daban aliento a Napoleón Sigüenza, quien sentía cada vez más que le quemaban sus pies, por lo caliente del asfalto.
Jaime Baculima, quien personificó a Poncio Pilato, sentía nostalgia de que Jara no les pudo acompañar en la procesión. El sacerdote será operado en 15 días. Además aseguraba que Jara les ha inculcado a caminar solos y a no depender de un religioso.
Tras dos horas de procesión, el sol no cesaba al igual que la fe de los feligreses. Sandy Aguirre, de 15 años, agilitó su paso y pidió que le permitieran llevar en sus hombre a la escultura del Cristo del Consuelo.
Ella a través de ese acto quería pedir perdón por sus errores y además encomendarse a Dios porque atraviesa un problema familiar. Le hacía falta la presencia de Jara, quien “siempre tiene una palabra de aliento”, aseguraba.