En mayo del 2008, tras la ruptura entre la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y el presidente Rafael Correa, los movimientos indígenas decidieron avanzar solos. En Tungurahua y Chimborazo, los líderes de las cinco agrupaciones más representativas en ambas provincias no se quedaron quietos. La mayoría de sus dirigentes se dedicó a capacitarse y a obtener títulos universitarios y posgrados dentro y fuera del país.
Según Delfín Tenesaca, ex presidente del Movimiento Indígena de Chimborazo (Mich), en los últimos años los jóvenes empezaron a capacitarse en la Escuela Politécnica de Chimborazo (Espoch) y en la Universidad Nacional de Chimborazo (Unach). También en la Escuela de Gobierno y de Políticas Públicas del movimiento indígena provincial, centro de enseñanza dispuesto para dirigentes de las comunidades.
Ellos se forman en leyes, economía, sociología, organización comunitaria, administración de empresas, informática y comunicación social.
“Esto lo hacemos porque queremos tener buenos representantes para las próximas elecciones del 2013. Ellos reemplazarán a los actuales líderes y se postularán para candidaturas políticas”, explicó Tenesaca.
Para Delfín Aucancela, ex director de Educación Intercultural Bilingüe, este centro educativo que cumplió 20 años de creación ha ayudado en la formación de líderes y profesionales indígenas. “Aunque por ahora son pocos, están preparados para dirigir las instituciones públicas del país. Ellos tienen una visión más amplia de la realidad social”.
Sobre el mismo tema, Fabián Pucha, miembro del Mich, dice que las becas ayudan mucho a los nuevos dirigentes. “Años atrás no podíamos acceder porque era discriminatorio, a pesar de que luego de la ruptura con el Gobierno muchos de nuestros compañeros quedaron fuera de las becas”.
En cuanto al auge de las cooperativas indígenas en ambas provincias, estos líderes consideran que los grupos económicos que dirigen estas financieras populares no están vinculados con los movimientos. “Solo se benefician pequeños grupos y su accionar ha ocasionado divisiones en las comunas”, aseguró Pucha.
A la par, Manuel Ainaguano, presidente del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT), aún no define su posición para el proceso eleccionario del próximo año. “ Aún está en debate la participación del movimiento Pachakutik, considerado el brazo político de la Conaie. En esta ocasión queremos que las decisiones se tomen en las bases y no desde la cúpula de las organizaciones”.
Ainaguano recordó que se aliaron con el Movimiento País para llevar a la Presidencia a Rafael Correa. “Pero a los seis meses, Correa rompió los acuerdos. Los temas conflictivos fueron la declaración de Ecuador como un estado plurinacional, la Ley de Aguas, entre otros asuntos”.
El dirigente del MIT, también está preocupado por el poder económico que han conseguido las cooperativas de ahorro y crédito. “Nosotros luchamos para que se reforzara el sistema cooperativo comunitario, pero ahora sus gerentes lideran instituciones que buscan el beneficio económico”.
Según Carmen Jerez, ex gobernadora del pueblo Salasaca, tras la ruptura con Correa no se quedaron quietos. “Estamos formando a los líderes en la Escuela Dolores Cacuango desde el 2008”.
Los cargos públicos
En las pasadas elecciones, el movimiento indígena, a través de su brazo político Pachakutik, consiguió la Prefectura de Chimborazo. Además, con ayuda de las alcaldías de Penipe, Colta, Chambo y Chunchi.
En Tungurahua, Packakutik tiene dos alcaldes: Manuel Caizabanda en Pelileo y Medardo Chiliquinga en Patate. Además, cinco concejales: dos en Patate, dos en Pelileo y uno en Ambato. Ningún funcionario público pertenece a la organización política indígena.
Punto de vista Luis Fernando Suárez / Analista político
‘Es un movimiento fragmentado’
El movimiento indígena cometió dos errores históricos. El primero fue el dejar su lucha social y ancestral para ingresar al campo de la política con la idea de ser prefectos, alcaldes o concejales.
La segunda es que se alinearon con determinadas posiciones políticas y con líderes tradicionales. Es decir, entraron en el juego de la política. Eso convirtió a Pachakutik en un partido político más, alejado de las reivindicaciones sociales del pueblo indígena.
Ahora es un movimiento fragmentado con problemas estructurales y sin liderazgo. Ellos perdieron espacio y la representatividad en sus comunidades. Además, adoptaron una posición de extrema izquierda que no saben cómo aplicar en sus comunas.
Estas ideologías están ajenas a su cosmovisión y no responden a su forma de ser. De eso se aprovecharon los líderes para su beneficio y se olvidaron de su pueblo que inició su lucha en 1990.