El migrante vuelve para invertir en Loja

Édgar Tacuri, socio de la fábrica del calzado La Garra, muestra los diferentes modelos. Foto: Lilia Arias /El Comercio

Édgar Tacuri, socio de la fábrica del calzado La Garra, muestra los diferentes modelos. Foto: Lilia Arias /El Comercio

El artesano lojano Manuel Mendieta se especializó en repujados de cuadros en España. FOTOS: Lilia Arias / El Comercio

El retorno de los emigrantes genera emprendimientos en Loja. Ellos invierten en pequeñas empresas que fabrican zapatos y ropa deportiva, artesanías, venta de alimentos.

En febrero pasado, los emigrantes Édgar Tacuri y Jorge Piedra y Vinicio Vivanco destinaron USD 100 000 para la producción de los zapatos La Garra, que se comercializan en la capital lojana y en Zamora.

En la actualidad, fabrican 25 pares diarios y su aspiración es llegar a 100 unidades hasta finales de este año, porque la demanda aumenta en ambas ciudades y prevén llegar a otros sectores del país.

Por ello, a mediados de julio próximo participarán en la feria de calzado, que se realizará en Latacunga.

Su fábrica está ubicada en el sur de Loja, en una vivienda de tres plantas. En el primer piso hay ocho máquinas que fueron importadas de España.

Tacuri laboró durante una década en ese país, en una compañía de zapatos. Allí, aprendió las técnicas de la producción y estrategias de venta. Da trabajo a cinco personas.

Manuel Mendieta, quien vive en la parroquia rural de Malacatos, también retornó para montar su emprendimiento. Antes de emigrar a España, en donde vivió 10 años, se dedicaba a elaborar ollas. En Europa se inscribió en cursos para aprender las técnicas de repujado en cuadros.

El año pasado regresó a Loja e invirtió USD 3 000 para abrir un taller y realizar estos trabajos. Ha vendido sus cuadros en ciudades como Loja, Machala, Cuenca y Zamora. Para Mendieta, es difícil emprender, pero no es imposible.

El año pasado, el Departamento de Economía de la Universidad Técnica Particular de Loja realizó una encuesta que se denominó Inmigrantes retornados en el cantón Loja.

En ella se determinó que las principales causas para el retorno de Estados Unidos y España (principales destinos de los lojanos) fueron la reunificación familiar y la inestabilidad económica en el extranjero.

Édgar Tacuri, socio de la fábrica del calzado La Garra, muestra los diferentes modelos. Foto: Lilia Arias /El Comercio

Además, se identificó que el 98% de emigrantes que retornaron dijo que sus emprendimientos funcionan bien y el 57% generó fuentes de empleo.

Estos negocios tienen menos de 10 empleados, lo que los define como microempresas y para su funcionamiento recibieron crédito de instituciones financieras privadas y públicas.

Otra similitud es que instalaron sus emprendimientos en sus casas o en la de sus familiares, para ahorrar. Rafael Carrión fue uno de los beneficiarios del Fondo Concursable Cucayo, que impulsaba la antigua Secretaría Nacional del Migrante. Su emprendimiento fue uno de los 10 proyectos que tuvo apoyo económico en Loja.

Carrión recibió USD 24 000 para adquirir maquinaria con la que fabrica estribos (arcos de hierro) y parrillas para las construcciones, pupitres, mesas y sillas. Sus productos se distribuyen desde hace tres años en las ciudades de Loja, Cuenca, Machala, Quito y Guayaquil.

Él hizo visitas a los comerciantes, arquitectos e ingenieros, con el fin de promocionar su mercadería. Aprendió a fabricarla durante los 15 años que vivió y trabajó en España.

En la provincia de Loja existen seis organizaciones de migrantes retornados y cada una de una acoge a un promedio de 40 familias.

Las autoridades del Ministerio de Industrias y Productividad realizan talleres de capacitación para los emprendimientos, particularmente con migrantes que volvieron.

Según el coordinador zonal del Ministerio, Álex Correa, en la actualidad se registran las propuestas de emprendimiento para contar con un banco de datos y brindar apoyo.

Los emigrantes también aprovechan los conocimientos adquiridos en el extranjero. Consuelo Bravo, quien vivió en España durante 12 años, aprendió sobre el diseño de prendas de vestir y calzado.

Recibió cursos impulsados por la Comunidad Europea, que se ofrece a los migrantes con el objetivo de que, al volver a sus países, sean productivos.

En la actualidad, ella aplica sus conocimientos en la fábrica de zapatos La Garra. Es parte de los cinco empleados y se encarga de diseñar, coser y empacar. Su sueño es crecer junto a la pequeña empresa que tiene un 70% de capitales de migrantes.