La nube gris que cubre Quito ya no es solo un anuncio de lluvia. Se trata de una constante en el paisaje causada por el esmog que emanan los vehículos a combustión.
El índice de la calidad del aire (ICA) se mide en una escala que va de 0 a 500 y establece seis categorías de peligrosidad. Ayer, en la capital esa cifra alcanzó 102 puntos. El indicador se ubicaba en ‘Precaución’, con la recomendación de que las personas con enfermedades respiratorias no realicen actividades al aire libre.
El parque automotor de la capital llega a los 513 000 vehículos. Y aunque el 70% de la ciudadanía se mueve en transporte público, las quejas son muchas.
Esto y la pandemia impulsan el protagonismo de los vehículos eléctricos, motos y escúteres, que cada día circulan en mayor número por las calles capitalinas.
Esta situación es el reflejo de un nuevo paradigma que tendrá que solventar la ciudad en el corto plazo para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y, al mismo tiempo, hacer que la movilidad se eficiente, segura e inclusiva.
¿Un nuevo modelo?
La Secretaría de Movilidad trabaja en un Plan Maestro de Movilidad Sostenible para el período 2022–2042. Su lanzamiento se prevé para noviembre, pero la responsable, Gisel Paredes, adelanta algunos ejes principales.
Ella destaca la priorización de usuarios vulnerables de las vías: peatones y ciclistas. Otro de los temas es el uso del espacio público. Se realizará un diagnóstico del transporte público para hacerlo más accesible e inclusivo.
Junto con los planes de Desarrollo Territorial y de Uso y Gestión de Suelo, se busca encaminar a la capital a un cambio del espacio público, enfocarlo en la movilidad.
Se implementará un sistema de regulación de los diferentes actores luego de los análisis iniciales. Paredes reconoce que el plan actual ya incluye una migración progresiva a un transporte público con cero emisiones.
Para el experto en movilidad sostenible, Galo Cárdenas, no se trata solo de cambiar a vehículos sin emisiones, sino de mudar a otro sistema. Eso incluiría opciones inclusivas y accesibles para todos los usuarios viales.
“No se puede duplicar el número de calles. Por lo tanto, es una lucha de espacios”, explica. Plantea una solución cercana: mejorar el transporte masivo. Insiste en la necesidad de carriles exclusivos , que hagan más atractivos a los buses.
Usuarios vulnerables
Según la Iniciativa Bloomberg de Seguridad Vial Global, los usuarios vulnerables son el 79,4% de las víctimas fatales de siniestros de tránsito. Para evitarlo, Cárdenas propone la separación de carriles según los diferentes riesgos.
El urbanista Andrés Cevallos plantea una alternativa más amigable: utilizar jardineras, árboles o bancas para los transeúntes.
Para Mario Villagómez, experto en movilidad, el problema de Quito es una lucha de espacios entre diferentes servicios. Aunque coincide en la necesidad de mejorar el transporte público, añade que es necesaria la implementación de incentivos para captar usuarios.
Cambio de lógicas
El hipercentro de la ciudad recibe alrededor de 5,2 millones de viajes cada día, asegura Villagómez. Es por eso que el tráfico está ubicado casi siempre en las mismas direcciones. Una alternativa sería crear otros hipercentros para evitar traslados masivos. Quitumbe es un ejemplo de ese intento. Con la construcción de conjuntos habitacionales, se crea una ciudad que facilita los servicios a los vecinos en sus mismos barrios.
En cambio, para Cárdenas la solución está en poblar el actual hipercentro. “Hay edificios abandonados, por ejemplo, a lo largo de la av. 10 de Agosto, donde se vive una despoblación. Con el traslado de la fuerza productiva, sería posible incentivar el uso de bicicletas o caminar más. Si la gente vive a menos de cinco kilómetros de su destino, ya no necesita subirse a un auto”.
Congestión
Como parte de la búsqueda del uso de transportes alternativos, Quito tiene 125,17 km de ciclovías. 70,38 están en la zona urbana.
En la capital operan 243 rutas de buses urbanos, rurales combinados y alimentadores. Esas cifras no incluyen la operación del Metro que es ‘columna vertebral’ del nuevo plan de movilidad.
Según una encuesta de 2021 del colectivo Quito Cómo Vamos, el segundo problema que más preocupa a los quiteños es el estado de las vías.
De acuerdo con un estudio de Global Traffic Scorecard, los quiteños pasan hasta 63 horas en el tráfico. Esto porque más de 500 000 vehículos circulan a diario.
Investigaciones de la Organización Mundial de la Salud señalan que las partículas que surgen de la combustión del diésel y gasolinas pueden producir cáncer de pulmón y tumores en la vejiga.